Yo sé, oh Dios m o, que tú sondeas los corazones y amas la rectitud; por eso con rectitud de corazón te he ofrecido espontáneamente todo esto, y ahora veo con alegr a que tu pueblo, aqu presente, te ofrece por su propia voluntad sus dones.
Lucas 16:15 - Biblia Castilian 2003 Pero él les dijo: 'Vosotros presum s de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestro corazón; porque lo que los hombres estiman, lo abomina Dios. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces él les dijo: «A ustedes les encanta aparecer como personas rectas en público, pero Dios conoce el corazón. Lo que este mundo honra es detestable a los ojos de Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) Ustedes aparentan ser gente perfecta, pero Dios conoce los corazones, y lo que los hombres tienen por grande lo aborrece Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces les dijo: Vosotros sois los que os declaráis justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, porque lo que entre los hombres es sublime, delante de Dios es abominación. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero él les dijo: 'Vosotros presumís de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestro corazón; porque lo que los hombres estiman, lo abomina Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen en alta estima, delante de Dios es abominación. |
Yo sé, oh Dios m o, que tú sondeas los corazones y amas la rectitud; por eso con rectitud de corazón te he ofrecido espontáneamente todo esto, y ahora veo con alegr a que tu pueblo, aqu presente, te ofrece por su propia voluntad sus dones.
escucha tú desde el cielo, lugar de tu morada, y perdona y actúa y da a cada uno según su conducta, tú que conoces su corazón, porque sólo tú conoces el corazón de todos los hijos de los hombres,
El malvado se jacta en sus caprichos, (Mem) profiere maldición y desprecia al Se or.
El humano no dura en su opulencia, es comparable a las bestias que perecen.
- Yahveh hace juicio a las naciones -. Hazme, Se or, justicia, según tu rectitud y conforme a mi inocencia.
Muchos hombres se proclaman amigos; pero un hombre fiel, ¿quién lo hallará?
El hombre piensa que su conducta es recta; pero Yahveh sondea los corazones.
Yo, Yahveh, escruto el corazón, sondeo las entra as, para dar a cada uno según su conducta, según el fruto de sus obras.
Por eso llamamos dichosos a los soberbios: los que cometen la iniquidad prosperan, incluso los que tientan a Dios quedan impunes'.
Hacen todas sus obras para que los hombres los vean: por eso ensanchan sus filacterias y se ponen grandes borlas en el manto;
Cuando ayunéis, no pongáis cara macilenta como los hipócritas, que adrede se desfiguran el rostro, para hacer ver a la gente que están ayunando; os lo aseguro: ya están pagados.
Por tanto, cuando vayas a dar una limosna, no mandes tocar la trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para recibir el aplauso de los hombres; os lo aseguro: ya están pagados.
Y cuando hagáis vuestra oración, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar erguidos en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para exhibirse ante la gente. Os lo aseguro: ya están pagados.
Pero él, queriendo justificarse, le preguntó a Jesús: '¿Y quién es mi prójimo?'.
Pero el Se or le dijo: 'De manera que vosotros, los fariseos, purificáis por fuera la copa y el plato, pero vuestro interior está lleno de rapacidad y malicia.
El fariseo, erguido, oraba as en su interior: '¡Oh Dios! Gracias te doy, porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano.
Os digo que éste descendió a su casa justificado, y aquél no; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado'.
A algunos que presum an de ser justos y menospreciaban a los demás les dijo esta parábola:
Luego ellos se pusieron a acecharlo y le enviaron esp as que fingieran ser hombres virtuosos, para sorprenderlo en alguna palabra, con el fin de entregarlo al poder y autoridad del procurador.
que devoran las casas de las viudas mientras fingen entregarse a largos rezos. Éstos tendrán condenación más severa'.
y no ten a necesidad de que le atestiguaran nada de nadie; porque él sab a lo que hay en el interior de cada uno.
Por tercera vez le pregunta: 'Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?'. Pedro sintió pena cuando Jesús le dijo por tercera vez '¿me quieres?' y le respondió: 'Se or, tú lo sabes todo, tú conoces bien que te quiero'. D cele Jesús: 'Apacienta mis ovejas.
pero adquirió un campo con el precio de la traición, cayó de cabeza, reventó y se le salieron todas las entra as.
Y puestos en oración dijeron: 'Tú, Se or, conocedor de los corazones de todos, ind canos a quién de estos dos has elegido
Y Dios, que conoce los corazones, lo ratificó, dándoles el Esp ritu Santo como a nosotros,
porque por las obras de la ley nadie será justificado ante él, ya que la ley sólo lleva a más conocimiento del pecado.
Pero aquel que escudri a los corazones sabe cuál es el anhelo del Esp ritu, porque éste intercede, según el querer de Dios, por los a él consagrados.
As, pues, no juzguéis antes de tiempo, hasta que venga el Se or. Él iluminará lo que las tinieblas ocultan y pondrá al descubierto los designios del corazón. Entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que merece.
sino que sea el interior del corazón, un inalterable esp ritu suave y tranquilo. Esto es lo precioso ante Dios.
De igual modo, vosotros, jóvenes, someteos a los presb teros. Revest os todos de humildad en servicio mutuo, porque Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.
A sus hijos los mataré sin remisión, y conocerán todas las Iglesias que soy yo quien escruta los corazones y las entra as. Yo os daré a cada uno de vosotros según sus obras.
Pero Yahveh dijo a Samuel: 'No mires su buena presencia ni su gran estatura, porque yo lo he descartado. Dios no mira como mira el hombre; porque el hombre no ve más que la apariencia, pero Yahveh ve el corazón'.