Mi heredad serán por siempre tus avisos, ellos son la alegr a de mi alma.
Lucas 10:42 - Biblia Castilian 2003 sin embargo, pocas son necesarias, o mejor, una sola. Mar a ha escogido la mejor parte, que no se le ha de quitar'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. Biblia Nueva Traducción Viviente Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará. Biblia Católica (Latinoamericana) una sola es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada. La Biblia Textual 3a Edicion pero sólo una es necesaria, y Miriam escogió la buena parte, la cual no le será quitada. Biblia Serafín de Ausejo 1975 sin embargo, pocas son necesarias, o mejor, una sola. María ha escogido la mejor parte, que no se le ha de quitar'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. |
Mi heredad serán por siempre tus avisos, ellos son la alegr a de mi alma.
Miro a mi diestra para ver, y no hay un solo conocido; se ha perdido para m todo refugio, no hay nadie que se interese por mi vida.
Por mi parte, en rectitud, podré ver tu presencia y, al despertar, saciarme con tu vista.
Una cosa yo pido del Se or, una cosa suplico: habitar en la casa del Se or, todos los d as de mi vida, para contemplar la belleza del Se or al visitar su templo.
Fin del discurso. Una vez o do todo, teme a Dios y guarda sus mandamientos: eso es lo que al hombre corresponde.
Porque, ¿qué aprovecha a un hombre ganar el mundo entero, y malograr su vida?
Ten a ella una hermana, llamada Mar a, la cual, sentada a los pies del Se or, escuchaba su palabra.
Un d a estaba él orando en cierto lugar. Cuando terminó, le dijo uno de sus disc pulos: 'Se or, ensé anos a orar, como también Juan ense ó a sus disc pulos'.
Entonces le dijo Dios: '¡Insensato! Esta misma noche te van a reclamar tu alma; y todo lo que has preparado, ¿para quién va a ser?'.
Vended vuestros bienes para darlos en limosnas. Haceos bolsas que no se desgastan, un tesoro inagotable en el cielo, donde no hay ladrón que se acerque ni polilla que carcoma.
Lo llamó, pues, y le dijo: '¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración; que ya no podrás seguir de administrador'.
Pero Abrahán le contestó: 'Hijo, acuérdate de que ya recibiste tus bienes en tu vida y Lázaro, en cambio, los males; ahora, pues, él tiene aqu el consuelo, mientras tú el tormento.
Cuando Jesús lo oyó, le dijo: 'Todav a te queda una cosa: vende todo cuanto tienes y distribúyelo entre los pobres, que as tendrás un tesoro en el cielo; ven luego y s gueme'.
Mirad, pues, cómo escucháis: porque al que tenga, se le dará; y al que no tenga, aun aquello que parece tener se le quitará'.
Hab a un enfermo, llamado Lázaro, de Betania, la aldea de Mar a y de su hermana Marta.
Hab an venido muchos jud os a casa de Marta y Mar a, para consolarlas por lo de su hermano.
Mar a, tomando una libra de perfume auténtico de nardo, de mucho precio, ungió los pies de Jesús y se los enjugó con los cabellos. La casa se llenó del aroma del perfume.
Pues ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y al que enviaste, Jesucristo.
pero el que beba del agua que yo le daré, ya no tendrá sed jamás, pues el agua que yo le daré se convertirá, dentro de él, en manantial de agua que brote para vida eterna'.
De verdad os aseguro: quien escucha mi palabra y cree a aquel que me envió, tiene vida eterna y no va a juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
No trabajéis por conseguir el alimento perecedero, sino el que permanece para vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque éste es el que el Padre, Dios, ha marcado con su sello'.
Y si doy en limosnas todo lo que tengo, y entrego mi cuerpo a las llamas, pero no tengo amor, de nada me sirve.
Porque en Cristo Jesús nada valen ni la circuncisión ni la no circuncisión, sino la fe que actúa por medio del amor.
Llamo hoy por testigos contra vosotros al cielo y tierra de que te pongo delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia,
Pero si os parece mal servir a Yahveh, escoged a quién habéis de servir: a los dioses a los que sirvieron vuestros antepasados al otro lado del r o, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis. Yo y mi casa serviremos a Yahveh'.
Entonces Josué dijo al pueblo: 'Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido a Yahveh para servirle'. Ellos respondieron: '¡Somos testigos!'.