Entonces El as siguió diciendo al pueblo: 'Yo soy el único profeta de Yahveh que queda, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta.
Lucas 10:2 - Biblia Castilian 2003 Y les dec a: 'La mies es mucha, pero pocos los obreros; rogad, pues, al due o de la mies que env e obreros a su mies. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. Biblia Nueva Traducción Viviente Y les dio las siguientes instrucciones: «La cosecha es grande, pero los obreros son pocos. Así que oren al Señor que está a cargo de la cosecha; pídanle que envíe más obreros a sus campos. Biblia Católica (Latinoamericana) Les dijo: 'La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos. Rueguen, pues, al dueño de la cosecha que envíe obreros a su cosecha. La Biblia Textual 3a Edicion Y les decía: En verdad la mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad pues al Señor de la mies, para que envíe obreros a su mies.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y les decía: 'La mies es mucha, pero pocos los obreros; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y les decía: La mies a la verdad es mucha, mas los obreros pocos; por tanto, rogad al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. |
Entonces El as siguió diciendo al pueblo: 'Yo soy el único profeta de Yahveh que queda, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta.
All se hizo aposento tu reba o y tú reconfortaste al pobre, en tu bondad.
Os daré pastores según mi corazón, que os apacentarán con ciencia y prudencia.
¡Ay del pastor incapaz que abandona las ovejas! ¡Caiga la espada sobre su brazo y sobre su ojo derecho! ¡Que su brazo se seque del todo, y se apague por completo su ojo derecho!'.
aquellas que sus compradores matan impunemente y cuyos vendedores dicen: '¡Bendito sea Yahveh, que me ha enriquecido!', aquellas de las que sus pastores no tienen compasión.
Yo descenderé y te hablaré all; tomaré del esp ritu que hay en ti y se lo infundiré a ellos, para que compartan contigo la carga del pueblo y no la lleves tú solo.
Le respondió Moisés: '¿Estás celoso por m ? ¡Ojalá que todo el pueblo de Yahveh fuera profeta, y pusiera Yahveh su esp ritu en ellos!'.
El reino de los cielos se parece a un propietario que salió muy de ma ana a contratar obreros para su vi a.
Es igual que cuando un hombre va de viaje: al dejar su casa y dar a sus criados los poderes, encarga a cada uno su trabajo, y al portero le manda que vele.
Luego les dijo: 'Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda la creación.
Ellos luego fueron a predicar por todas partes, cooperando el Se or con ellos y confirmando su palabra con las se ales que la acompa aban].
Convocó a los Doce y les dio poder y potestad sobre todos los demonios y para curar enfermedades.
Entre tanto, los que se hab an dispersado a partir de la persecución que sobrevino cuando lo de Esteban hab an llegado hasta Fenicia y Chipre y Antioqu a, aunque sólo predicaban la palabra a los jud os.
Un d a que estaban celebrando el culto del Se or acompa ado de ayuno, dijo el Esp ritu Santo: 'Separadme a Bernabé y a Saulo, para la obra a que los tengo destinados'.
Ellos, pues, con esta misión del Esp ritu Santo, bajaron a Seleuc a y de all navegaron hacia Chipre.
Tened cuidado de vosotros mismos y de toda la grey, en la cual el Esp ritu Santo os ha constituido inspectores para pastorear la Iglesia de Dios que él se adquirió con su propia sangre.
Los que se hab an dispersado iban por todas partes anunciando el evangelio.
Y Dios pues en la iglesia: en primer lugar, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; después, los que poseen poder de hacer milagros, los que tienen don de curar, de asistir, de gobernar, de hablar diversas lenguas.
Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en m; al contrario, he trabajado más que todos ellos, no precisamente yo, sino la gracia de Dios que está conmigo.
Siendo, pues, colaboradores suyos, también os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios.
También me considero en el deber de enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compa ero de armas, a quien delegasteis para atenderme en mis necesidades.
porque por la obra de Cristo estuvo a punto de muerte, poniendo a riesgo su vida para prestarme, en vuestro nombre, los servicios que vosotros no pod ais.
Para ello, precisamente, estoy yo trabajando y luchando según la acción con que él actúa en m con todo su poder.
Saludos de Epafras, vuestro paisano, siervo de Cristo [Jesús], que siempre está luchando por vosotros en sus oraciones, para que permanezcáis en pie, perfectos y cabales en toda voluntad de Dios.
Recordad, si no, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas: trabajando, d a y noche, a fin de no ser una carga para ninguno de vosotros, proclamamos entre vosotros el evangelio de Dios.
Os rogamos, hermanos, que reconozcáis el esfuerzo de quienes trabajan entre vosotros, están al frente de vosotros en el Se or y os reprenden.
Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Se or siga su curso y sea glorificada, como sucede entre vosotros,
nos fatigamos y luchamos porque hemos puesto nuestra esperanza en Dios vivo, que es salvador de todos los hombres, muy especialmente de los creyentes.
Pero tú conserva en todo la serenidad, soporta las contrariedades, cumple la tarea de evangelista, lleva a cabo tu servicio.
Pablo, prisionero de Cristo Jesús, y Timoteo, el hermano, a nuestro querido colaborador, Filemón,
Cristo, por el contrario, en su calidad de Hijo, está al frente de su propia casa: casa que somos nosotros, con tal de que mantengamos [firme hasta el final] la confianza y la gozosa satisfacción de la esperanza.
Al ángel de la Iglesia de Éfeso escribe: 'Esto dice el que tiene en su diestra las siete estrellas, el que se pasea en medio de los siete candelabros de oro: