Ésta es la ley para el holocausto, para la oblación, para el sacrificio por el pecado, para el de reparación, para el de la investidura y para el sacrificio de comunión.
Levítico 8:22 - Biblia Castilian 2003 Mandó traer el otro carnero, el del sacrificio de la investidura, y Aarón y sus hijos pusieron las manos sobre la cabeza del carnero. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Después hizo que trajeran el otro carnero, el carnero de las consagraciones, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero. Biblia Nueva Traducción Viviente Después, Moisés presentó el otro carnero, el de la ordenación. Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero, Biblia Católica (Latinoamericana) Hizo luego traer el segundo carnero, el carnero para la consagración, y Aarón y sus hijos impusieron las manos sobre su cabeza. La Biblia Textual 3a Edicion Seguidamente hizo aproximar el segundo carnero, el carnero de la consagración, y Aarón y sus hijos apoyaron sus manos sobre la cabeza del carnero, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Mandó traer el otro carnero, el del sacrificio de la investidura, y Aarón y sus hijos pusieron las manos sobre la cabeza del carnero. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Después hizo llegar el otro carnero, el carnero de las consagraciones, y Aarón y sus hijos pusieron sus manos sobre la cabeza del carnero: |
Ésta es la ley para el holocausto, para la oblación, para el sacrificio por el pecado, para el de reparación, para el de la investidura y para el sacrificio de comunión.
'Toma contigo a Aarón y a sus hijos, las vestiduras, el óleo de la unción, el novillo del sacrificio por el pecado, los dos carneros y el canastillo de los ázimos,
Moisés tomó también el pecho y lo meció ante Yahveh. Era la porción del carnero de la investidura que le correspond a a Moisés, como lo hab a ordenado Yahveh a Moisés.
Y por ellos me consagro a m mismo, para que también ellos sean consagrados en la verdad.'
De Dios viene el que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual, por iniciativa de Dios, se hizo nuestra sabidur a, como también justicia, santificación y redención.
Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que en él llegáramos nosotros a ser justicia de Dios.
Maridos, amad a vuestras esposas, como también Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella,
para presentársela a s mismo toda gloriosa, sin mancha ni arruga o cosa parecida, sino, por el contrario, santa e inmaculada.