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Levítico 3:3 - Biblia Castilian 2003

Del sacrificio de comunión ofrecerá como manjar pasado por el fuego en honor de Yahveh la grasa que recubre los intestinos y toda la grasa que envuelve las entra as,

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Luego ofrecerá del sacrificio de paz, como ofrenda encendida a Jehová, la grosura que cubre los intestinos, y toda la grosura que está sobre las entrañas,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

El sacerdote presentará parte de esta ofrenda de paz como una ofrenda especial al Señor. Esto incluye toda la grasa que rodea las vísceras,

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Se tomará una parte del sacrificio de comunión y se ofrecerá por el fuego para Yavé: el sebo que cubre las entrañas y todo lo que hay sobre ellas;'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Del sacrificio de las ofrendas de paz, presentará una ofrenda ígnea ante YHVH con la grasa que cubre los intestinos, toda la grasa que hay sobre las entrañas,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Del sacrificio de comunión ofrecerá como manjar pasado por el fuego en honor de Yahveh la grasa que recubre los intestinos y toda la grasa que envuelve las entrañas,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Luego ofrecerá del sacrificio de paz, por ofrenda encendida a Jehová, la grosura que cubre los intestinos, y toda la grosura que está sobre las entrañas,

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Lòt tradiksyon



Levítico 3:3
25 Referans Kwoze  

su corazón es craso como el sebo, mas para m tu ley son mis delicias.


Luego tomarás todo el sebo que envuelve las entra as, la membrana del h gado y los dos ri ones, con el sebo que los recubre, y lo quemarás todo en el altar.


'Después tomarás el sebo del carnero, el rabo, el sebo que cubre el intestino, la membrana del h gado y los dos ri ones, con el sebo que los envuelve, y la pierna derecha, porque éste es un carnero ofrecido para la investidura.


Conf a en m, hijo m o; disfruten tus ojos en mis sendas.


Embrutece el corazón de este pueblo, endurece sus o dos, ciega sus o dos, para que sus ojos no vean, ni oigan sus o dos, ni entienda su corazón y no se convierta y se cure'.


Os daré un corazón nuevo y pondré en vuestro interior un esp ritu nuevo; quitaré de vuestro cuerpo el corazón de piedra y os daré un corazón de carne.


'En cambio, los sacerdotes levitas hijos de Sadoc, que tuvieron a su cargo el servicio de mi santuario cuando los israelitas se apartaron de m, podrán acercarse a m para servirme y estar en mi presencia, para presentarme la grasa y la sangre - oráculo del Se or Yahveh.


Luego lo dividirá en trozos, que el sacerdote dispondrá, con la cabeza y las entra as, sobre la le a echada al fuego del altar.


Después, los hijos de Aarón, los sacerdotes, dispondrán los trozos, con la cabeza y la grasa, sobre la le a colocada encima del fuego del altar. El oferente


Quemará sobre el altar la grasa de la v ctima del sacrificio por el pecado.


El sacerdote lo quemará sobre el altar como alimento, manjar pasado por el fuego de calmante aroma para Yahveh. Toda la grasa pertenece a Yahveh.


Pondrá su mano sobre la cabeza de la ofrenda y la inmolará a la entrada de la tienda del encuentro. Los sacerdotes, los hijos de Aarón, derramarán la sangre alrededor del altar.


los dos ri ones y la grasa que los recubre, la que hay junto a los lomos y el lóbulo del h gado, que quitará junto con los ri ones.


del mismo modo que se quita del novillo del sacrificio de comunión, y el sacerdote lo quemará sobre el altar de los holocaustos.


Presentará con sus propias manos los manjares pasados por el fuego en honor de Yahveh; traerá el sebo de la v ctima y el pecho, este último para mecerlo con el rito del balanceo delante de Yahveh.


El sacerdote lo quemará sobre el altar como manjar pasado por el fuego para Yahveh. Es un sacrificio de reparación.


Quemó en el altar la grasa, los ri ones y el lóbulo del h gado de la v ctima de expiación, como lo hab a mandado Yahveh a Moisés.


Pero dichosos vuestros ojos, porque ven; y vuestros o dos, porque oyen.


Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de m;


y la esperanza no decepciona, porque se ha derramado en nuestros corazones el amor de Dios por medio del Esp ritu Santo que nos ha sido dado.


Entendamos bien esto: que nuestro hombre viejo fue crucificado junto con Cristo, a fin de que fuera destruido el cuerpo del pecado, para que no seamos esclavos del pecado nunca más.


Yahveh, tu Dios, circuncidará tu corazón y el corazón de tu descendencia, para que ames a Yahveh, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, y para que as vivas.


Ya antes incluso de que se quemara la grasa, ven a el criado del sacerdote y dec a al que ofrec a el sacrificio: 'Dame la carne para asársela al sacerdote; porque no te aceptará carne cocida, sino cruda'.