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Levítico 26:4 - Biblia Castilian 2003

os mandaré la lluvia a su tiempo, la tierra rendirá sus productos y los árboles del campo darán su fruto.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

les enviaré las lluvias de temporada. Entonces la tierra les dará sus cosechas y los árboles del campo producirán su fruto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

les enviaré las lluvias a su tiempo para que la tierra dé sus productos y los árboles del campo sus frutos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

entonces Yo daré vuestras lluvias en su época y la tierra rendirá su cosecha y el árbol del campo dará su fruto.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

os mandaré la lluvia a su tiempo, la tierra rendirá sus productos y los árboles del campo darán su fruto.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra dará su producto, y el árbol del campo dará su fruto;

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Lòt tradiksyon



Levítico 26:4
31 Referans Kwoze  

El as, el tesbita, de Tisbé de Galaad, dijo a Ajab: '¡Vive Yahveh, Dios de Israel, a quien sirvo, que en estos a os no ha de haber roc o ni lluvia, sino por orden m a'.


Él difunde la lluvia sobre la tierra y env a las aguas sobre los campos.


Tú eres el que riega desde las altas cámaras los montes: del fruto de tus obras se satura la tierra.


Que los pueblos te alaben, oh Se or, que te alaben los pueblos, todos juntos.


El campo da sus frutos y el Se or, nuestro Dios, nos acrecienta.


la tierra retumbó y los cielos gotearon, a la presencia del Dios del Sina, ante Yahveh, Dios de Israel.


de la tierra brotará la lealtad, desde el cielo velará la justicia.


Por s mismo el Se or dará los bienes y nuestra tierra hará el don de sus cosechas.


Él dará lluvia a la semilla de la sementera; el pan de la cosecha de la tierra será rico y sabroso. Pastará tu ganado aquel d a en anchas praderas.


Haré de ella un erial: no se podará ni escardará, crecerán cardos y abrojos; mandaré a las nubes que no lluevan sobre ella.


¿Hay entre los dolos de las naciones quien haga llover, o pueden los cielos dar lluvias? ¿Acaso no eres tú, Yahveh? ¡Dios nuestro, en ti esperamos, pues eres tú quien hace todas estas cosas!


Multiplicaré el fruto de los árboles y los productos del campo, para que no tengáis que soportar más el oprobio del hambre entre las naciones.


Bestias del campo, no temáis, porque reverdecen los pastizales de la estepa, los árboles producen sus frutos, la higuera y la vid dan sus riquezas.


La tierra dará su fruto, y vosotros comeréis hasta saciaros y habitaréis seguros en ella.


Yo os mandaré mi bendición el a o sexto, de modo que os produzca frutos para tres a os.


porque sembraré la paz: la vi a dará su fruto, la tierra su producto y el cielo su roc o. Y yo daré en posesión al resto de este pueblo todas estas cosas.


as seréis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, el cual hace salir el sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos.


Sin embargo, dio siempre testimonio de s mismo haciendo el bien, enviándoos desde el cielo las lluvias y las estaciones fruct feras, colmando de sustento y de alegr a vuestros corazones'.


Si obedecéis fielmente los mandamientos que hoy os prescribo yo, si amáis a Yahveh, vuestro Dios, y le serv s con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma,


daré a vuestra tierra la lluvia a su tiempo, la de oto o y la de primavera, y cosecharás tu trigo, tu mosto y tu aceite;


Yahveh te abrirá el rico tesoro del cielo para darle a su tiempo la lluvia a tu tierra y para bendecir todas sus empresas; as tú prestarás a muchas naciones, y de ninguna tendrás que tomar prestado.


Tened, pues, paciencia, hermanos, hasta la parus a del Se or. Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando pacientemente hasta recibir lluvias tempranas y tard as.


Tienen el poder de cerrar el cielo para que no caiga lluvia durante los d as de su ministerio profético, y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre y para herir la tierra con cualquier plaga cuantas veces quieran.