Cuando pequen contra ti - pues no hay hombre que no peque -, y tú te irrites contra ellos y los entregues al enemigo, y sus vencedores los lleven cautivos a tierra enemiga, lejana o cercana,
Levítico 26:33 - Biblia Castilian 2003 A vosotros os dispersaré entre las naciones y desenvainaré la espada detrás de vosotros. Vuestro pa s será arrasado y vuestras ciudades reducidas a escombros. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y desiertas vuestras ciudades. Biblia Nueva Traducción Viviente Los dispersaré entre las naciones y sacaré mi espada contra ustedes. Sus ciudades quedarán en ruinas y su tierra desolada. Biblia Católica (Latinoamericana) A ustedes los desparramaré entre las ciudades y naciones; y los perseguiré con la espada. Sus tierras serán arruinadas y quedarán desiertas sus ciudades. La Biblia Textual 3a Edicion Y a vosotros os esparciré entre las naciones, y haré desenvainar la espada tras vosotros, y vuestra tierra será devastada, y vuestras ciudades desoladas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 A vosotros os dispersaré entre las naciones y desenvainaré la espada detrás de vosotros. Vuestro país será arrasado y vuestras ciudades reducidas a escombros. Biblia Reina Valera Gómez (2023) y a vosotros os esparciré entre las naciones, y desenvainaré espada en pos de vosotros; y vuestra tierra estará asolada, y yermas vuestras ciudades. |
Cuando pequen contra ti - pues no hay hombre que no peque -, y tú te irrites contra ellos y los entregues al enemigo, y sus vencedores los lleven cautivos a tierra enemiga, lejana o cercana,
Incendió el templo de Yahveh, el palacio del rey y todas las casas de Jerusalén; prendió también fuego a todas las casas importantes.
Pero si vosotros os apartáis de m, no guardáis los preceptos y mandatos que os di, os vais a servir a dioses extra os y os postráis ante ellos,
Y me respondieron: 'El resto salvado, los que se han librado de la cautividad, están ahora all en la provincia llenos de aflicción y de afrenta. La muralla de Jerusalén está llena de brechas, y sus puertas están destruidas por el fuego'.
Pero acuérdate de las palabras que mandaste decir a tu siervo Moisés: 'Si prevaricáis, yo os dispersaré entre las naciones;
Y dijo Amán al rey Asuero: 'Hay un pueblo disperso y diseminado entre los pueblos en todas las provincias de tu reino cuyas leyes difieren de las de todos los demás pueblos y no cumple las leyes reales. No conviene al rey dejarlos en paz.
arrojar su descendencia entre las gentes, dispersarlos en medio de naciones.
Vuestro pa s, un desierto; vuestras ciudades, incendiadas; vuestra tierra, ante vosotros, extranjeros la devoran. Es un desierto, como una destrucción a mano de extranjeros.
'¿Hasta cuándo, Se or?' - pregunté -. Y él me respondió: 'Hasta que queden las ciudades asoladas y sin habitantes, las casas sin hombres, el campo desolado como un desierto.
Los haré el horror de todos los reinos de la tierra, por causa de Manasés, hijo de Ezequ as, rey de Judá, por lo que hizo en Jerusalén.
Escuchad, naciones, la palabra de Yahveh, anunciadla en las islas lejanas y decid: 'El que dispersó a Israel lo reúne y lo guarda como pastor a su reba o'.
Sube un león desde la selva, se ha puesto en camino un devastador de naciones, ha salido de su residencia para hacer de tu pa s un desierto: arruinadas serán tus ciudades sin quedar un habitante.
Haré desaparecer de las ciudades de Judá y de las calles de Jerusalén el grito de gozo y el grito de alegr a, el canto del esposo y el canto de la esposa; pues el pa s será un desierto'.
La muerte será preferible a la vida para todo el resto de los que queden de esta generación malvada en todos los lugares restantes adonde los haya expulsado - oráculo de Yahveh Sebaot -.
'¡Atención! Llamad a las pla ideras, que vengan; mandad a buscarlas, que vengan las más expertas,
¡Ay, cómo se sienta solitaria Álef la ciudad populosa! Es como una viuda la grande entre las naciones. La princesa entre las provincias está sujeta a tributo.
Desterrada está Judá, en aflicción Gu mel y dura servidumbre; dispersa entre las naciones, no encuentra reposo. Le dieron alcance sus perseguidores, la cercaron de angustias.
'¡Apartaos! ¡Un impuro!', les gritaban. Sámek '¡Apartaos! ¡Apartaos! ¡No toquéis!'. Vagaban dispersos y la gente dec a: 'Que no sigan viviendo aqu '.
El rostro de Yahveh los dispersó, Pe no volverá a mirarlos. No hubo respeto a los sacerdotes, no se tuvo piedad de los ancianos.
Las ciudades habitadas serán destruidas, el pa s quedará hecho un desierto y sabréis que yo soy Yahveh''.
Con la mano en alto les juré también en el desierto que los dispersar a por las naciones y los diseminar a por los pa ses,
Te dispersaré por las naciones y te esparciré por los pa ses; as quitaré de ti tu impureza;
a una tercera parte le prenderás fuego en medio de la ciudad cuando se cumplan los d as del asedio; tomarás luego otra tercera parte, y la cortarás con la espada alrededor de la ciudad; la otra tercera parte la esparcirás al viento, y entonces yo desenvainaré la espada tras de ellos.
Se evaden de la devastación, pero Egipto los recoge y Menfis los sepulta. Sus tesoros de plata los heredará la ortiga; cardos crecerán en sus tiendas.
aunque vayan al destierro delante de sus enemigos, all mandaré la espada que los matará; pondré mis ojos en ellos para su ruina, no para su bien'.
Los he dispersado entre todas las naciones que no conoc an. y la tierra quedó desolada cuando se fueron, sin que nadie transitara por ella. As han convertido en desierto un pa s delicioso'.
Caerán al filo de la espada y serán llevados cautivos a todas las naciones; Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que el plazo de los gentiles se cumpla.
Yahveh os dispersará entre los pueblos, y sólo quedaréis unos pocos en medio de los pueblos a los que os lleve Yahveh.
Santiago, siervo de Dios y del Se or Jesucristo, a las doce tribus en la diáspora: salud.