Entonces la ira de Yahveh se encendió contra Uzá y Dios lo mató por aquella falta. Murió all mismo, junto al arca de Dios.
Levítico 10:2 - Biblia Castilian 2003 Salió de delante de Yahveh un fuego que los abrasó, y cayeron muertos ante Yahveh. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron delante de Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente Como consecuencia, un fuego ardiente salió de la presencia del Señor y los consumió por completo, y murieron ahí ante el Señor. Biblia Católica (Latinoamericana) Y en eso, un fuego salió de la presencia de Yavé que los devoró, y murieron allí delante de Yavé. La Biblia Textual 3a Edicion Y de la presencia de YHVH salió un fuego que los consumió y murieron en presencia de YHVH.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Salió de delante de Yahveh un fuego que los abrasó, y cayeron muertos ante Yahveh. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y salió fuego de delante de Jehová que los quemó, y murieron delante de Jehová. |
Entonces la ira de Yahveh se encendió contra Uzá y Dios lo mató por aquella falta. Murió all mismo, junto al arca de Dios.
Partió y halló el cadáver tendido en el camino; junto al cadáver segu an inmóviles el asno y el león. El león no hab a devorado el cadáver ni despedazado al asno.
Cayó entonces fuego de Yahveh que consumió el holocausto juntamente con la le a, las piedras y la tierra, y aun secó el agua de la zanja.
Respondió El as al jefe de los cincuenta: 'Si soy un hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te devore a ti y a tus cincuenta hombres'. Y al instante bajó fuego del cielo y los devoró a él y sus cincuenta.
Respondió El as y les dijo: 'Si soy hombre de Dios, que baje fuego del cielo y te devore a ti y a tus cincuenta hombres'. Y al instante bajó del cielo un fuego de Dios que los devoró a él y a sus cincuenta.
Entonces la ira de Yahveh se encendió contra Uzá y lo mató por haber tendido la mano hacia el arca. Murió all mismo, delante de Dios.
pues por no haber estado vosotros la primera vez, Yahveh, nuestro Dios, nos castigó, porque no le consultamos como es ley'.
Nadab y Abihú murieron antes que su padre, sin haber tenido hijos; Eleazar e Itamar s ejercieron el sacerdocio.
Estaba hablando todav a, cuando llegó otro y le dijo: 'Del cielo cayó fuego de Dios: fulminó a tus ovejas y a tus criados, y los consumió. Sólo yo he logrado escapar para traerte la noticia'.
nuestro Dios viene y no calla. Le precede un fuego devorante, y en su entorno, la tempestad en furia.
Dijo Dios a Moisés: 'Sube a Yahveh, tú y Aarón, Nadab y Abihú, y los setenta ancianos de Israel, y os postraréis a lo lejos.
Que desde hace tiempo está preparada la pira, también para el rey; la pira es ancha y profunda, con fuego y le a abundante; el soplo de Yahveh, cual torrente de azufre, la encenderá.
Ellos se acercaron y los llevaron, envueltos en sus túnicas, fuera del campamento, como hab a dicho Moisés.
Habló Yahveh a Moisés después de la muerte de los dos hijos de Aarón, que murieron al presentarse ante Yahveh.
Un fuego salió de delante de Yahveh, que devoró el holocausto y las grasas de encima del altar. Al verlo, todo el pueblo lanzó gritos de júbilo y se postraron rostro en tierra.
los que hab an hablado mal de aquella tierra, cayeron heridos de muerte por manos de Yahveh.
Salió un fuego de Yahveh y abrasó a los doscientos cincuenta hombres que hab an ofrecido el incienso.
Cayó al instante a sus pies y expiró. Al entrar los jóvenes la encontraron muerta y la llevaron a enterrar junto a su marido.
Al o r Anan as estas palabras cayó al suelo y expiró. Y un gran temor se apoderó de todos los oyentes.
Estas cosas les suced an como hechos figurativos y fueron consignadas por escrito para que nos sirvieran de advertencia a nosotros, que hemos llegado a la etapa final de los tiempos.
Pero los hijos de Jecon as no se alegraron como los demás habitantes de Bet Semes cuando vieron el arca de Yahveh, por lo que hirió Yahveh a setenta de sus hombres. El pueblo hizo duelo, por haber herido Yahveh al pueblo con tan grande castigo.