Yo exigiré cuentas por vuestra propia sangre, o sea, por vuestras vidas. Las exigiré a todo animal y a todo hombre. Exigiré al hombre cuentas por la vida de su hermano.
Jueces 9:56 - Biblia Castilian 2003 As devolvió Dios a Abimélec el mal que hab a hecho a su padre cuando mató a sus setenta hermanos. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Así pagó Dios a Abimelec el mal que hizo contra su padre, matando a sus setenta hermanos. Biblia Nueva Traducción Viviente De esa forma, Dios castigó a Abimelec por el mal que había hecho contra su padre al matar a sus setenta hermanos. Biblia Católica (Latinoamericana) Así fue como Dios devolvió a Abimelec el mal que éste había hecho a su padre asesinando a sus setenta hermanos, La Biblia Textual 3a Edicion Así retribuyó ’Elohim a Abimelec el mal que había hecho contra su padre, al asesinar a sus setenta hermanos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Así devolvió Dios a Abimélec el mal que había hecho a su padre cuando mató a sus setenta hermanos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Así pagó Dios a Abimelec el mal que hizo contra su padre matando a sus setenta hermanos. |
Yo exigiré cuentas por vuestra propia sangre, o sea, por vuestras vidas. Las exigiré a todo animal y a todo hombre. Exigiré al hombre cuentas por la vida de su hermano.
El que derramare la sangre del hombre, por el hombre será derramada la suya; porque a imagen de Dios hizo Dios al hombre.
Sobre el imp o hace llover carbones encendidos con azufre: el viento calcinante es la parte de su copa.
Celebrad al Se or, que mora en Sión, Záin proclamad entre las gentes sus acciones.
Él volverá contra ellos sus pecados y en sus maldades los habrá de destruir, el Se or, nuestro Dios, los habrá de aniquilar.
El malvado se enreda en sus propias maldades y es capturado en el lazo de su culpa.
porque tal como juzguéis seréis juzgados, y tal como midáis seréis medidos.
Cuando los nativos vieron el reptil pendiente de su mano, se dec an unos a otros: 'Muy criminal debe de ser este hombre cuando, salvado del mar, la justicia divina no le deja seguir viviendo'.
No os enga éis: de Dios nadie se burla. Lo que cada uno siembra, eso mismo cosechará.
Se devolv a as la violencia hecha a los setenta hijos de Yerubaal y se hac a recaer la sangre de éstos sobre Abimélec, su hermano, que los hab a asesinado, y sobre los principales de Siquén, que le hab an ayudado a matar a sus hermanos.
Cuando los israelitas vieron que Abimélec hab a muerto, se fueron cada uno a su lugar.
Y asimismo hizo Dios que todo el mal de los hombres de Siquén recayera sobre sus cabezas y que se cumpliera as sobre ellos la maldición de Jotán, hijo de Yerubaal.