Cuando David se volvió para bendecir su casa, salió a su encuentro Mical, hija de Saúl, y le dijo: '¡Cómo se ha cubierto hoy de gloria el rey de Israel, desnudándose ante los ojos de las criadas de sus servidores como si fuera un cualquiera!'.
Jueces 9:4 - Biblia Castilian 2003 Le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal Berit, con los que Abimélec tomó a sueldo a maleantes y aventureros que le siguieron. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron. Biblia Nueva Traducción Viviente Le dieron setenta monedas de plata del templo de Baal-berit, las cuales él usó para contratar a unos hombres alborotadores e imprudentes que aceptaron seguirlo. Biblia Católica (Latinoamericana) Le entregaron setenta siclos de plata que tomaron del templo de Baal-Berit, y con este dinero Abimelec contrató a granujas y aventureros que se pusieron a su servicio. La Biblia Textual 3a Edicion Y del templo de Baal-berit le dieron setenta siclos de plata, con los cuales Abimelec contrató° hombres ociosos y vagabundos, que lo siguieron. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal Berit, con los que Abimélec tomó a sueldo a maleantes y aventureros que le siguieron. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y le dieron setenta piezas de plata del templo de Baal-berit, con los cuales Abimelec alquiló hombres ociosos y vagabundos, que le siguieron. |
Cuando David se volvió para bendecir su casa, salió a su encuentro Mical, hija de Saúl, y le dijo: '¡Cómo se ha cubierto hoy de gloria el rey de Israel, desnudándose ante los ojos de las criadas de sus servidores como si fuera un cualquiera!'.
Y se le unieron hombres vanos y perversos, que se hicieron fuertes contra Roboán, hijo de Salomón, porque Roboán era joven y de poco carácter, que no tuvo valor para hacerles frente.
Quien labra su campo se hartará de pan, quien persigue quimeras carece de juicio.
Sus profetas son vanidosos, impostores; sus sacerdotes profanan lo santo, quebrantan la ley.
Entonces los jud os, llenos de envidia, reunieron a unos cuantos vagabundos, maleantes y revoltosos y amotinaron la ciudad. Se presentaron ante la casa de Jasón con la intención de entregarlos al populacho.
Jefté marchó lejos de sus hermanos y estableció su residencia en la región de Tob. Se le unieron algunos maleantes, que hac an incursiones con él.
Después de la muerte de Gedeón volvieron los israelitas a prostituirse tras de los baales, y tomaron por dios a Baal Berit.
Salieron, pues, éstos a la campi a, vendimiaron sus vi as, pisaron las uvas, organizaron gran fiesta y entraron en el templo de su dios; y mientras com an y beb an, maldec an a Abimélec.
Se le unieron, además, todos los oprimidos, los entrampados y los amargados, de los que llegó a ser caudillo. Y as reunió a su lado a unos cuatrocientos hombres.