Bib sou entènèt

Piblisite


Tout bib la Ansyen Testaman Nouvo Testaman




Jueces 4:4 - Biblia Castilian 2003

Por aquel tiempo era juez en Israel la profetisa Débora, mujer de Lapidot.

Gade chapit la
Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot;

Gade chapit la

Biblia Nueva Traducción Viviente

Débora, la esposa de Lapidot, era una profetisa que en ese tiempo juzgaba a Israel.

Gade chapit la

Biblia Católica (Latinoamericana)

En aquel tiempo, la profetisa Débora, mujer de Lapidot, juzgaba a Israel.

Gade chapit la

La Biblia Textual 3a Edicion

En aquel tiempo juzgaba en Israel Débora, una profetisa, mujer de Lapidot.°

Gade chapit la

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Por aquel tiempo era juez en Israel la profetisa Débora, mujer de Lapidot.

Gade chapit la

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, esposa de Lapidot;

Gade chapit la
Lòt tradiksyon



Jueces 4:4
13 Referans Kwoze  

Entonces el sacerdote Jilqu as, Ajicán, Acbor, Safán y Asa as fueron a ver a la profetisa Juldá, esposa de Salún, hijo de Ticvá, hijo de Jarjás, encargado del vestuario. Resid a en el barrio nuevo de Jerusalén. Hablaron con ella


¡Acuérdate, Dios m o, de Tob as y de Sanbalat por lo que han hecho, y también de la profetisa Noad a y de los demás profetas que trataron de asustarme!


Mar a, la profetisa, hermana de Aarón, tomó en sus manos un pandero, y todas las mujeres salieron tras ella con panderos para danzas.


'Y tú, hijo de hombre, dir gete a las hijas de tu pueblo que profetizan por su propia cuenta y profetiza contra ellas.


Yo te saqué de la tierra de Egipto, te rescaté de la casa de esclavitud y envié delante de ti a Moisés, a Aarón y a Mar a.


También estaba all una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Ten a ya una edad muy avanzada. Casada cuando era jovencita, hab a vivido con su marido siete a os


Ten a éste cuatro hijas v rgenes y profetisas.


Toda mujer que ora o habla en nombre de Dios con la cabeza descubierta deshonra su cabeza: viene a ser como si estuviera rapada.


Ya no hay jud o ni griego; ya no hay esclavo ni libre; ya no hay varón ni mujer, pues todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.


Los israelitas clamaron a Yahveh, pues Yab n ten a novecientos carros de hierro y hab a ejercido una dura opresión sobre los israelitas durante veinte a os.


Se sentaba bajo la Palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la monta a de Efra n; y los israelitas acud an a ella para resolver sus litigios.


Aquel d a, Débora y Barac, hijo de Abinoán, entonaron un cántico diciendo: