Jueces 4:21 - Biblia Castilian 2003 Tomó luego Yael, esposa de Jéber, una clavija de fijar la tienda, tomó también en la mano un martillo, se acercó sigilosamente a él y le hincó en la sien la clavija, que penetró hasta clavarse en la tierra. Él, que estaba profundamente dormido y fatigado, murió. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Pero Jael mujer de Heber tomó una estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano, se le acercó calladamente y le metió la estaca por las sienes, y la enclavó en la tierra, pues él estaba cargado de sueño y cansado; y así murió. Biblia Nueva Traducción Viviente Pero cuando Sísara se durmió por tanto agotamiento, Jael se le acercó en silencio con un martillo y una estaca en la mano. Entonces le clavó la estaca en la sien hasta que quedó clavada en el suelo, y así murió. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero Yael, mujer de Jeber, tomó una de las estacas de la tienda junto con un martillo, y acercándose suavemente por detrás de él le enterró la estaca en la sien con tal fuerza que se clavó en la tierra. El dormía profundamente porque estaba muy cansado, y así fue como murió. La Biblia Textual 3a Edicion Pero Jael, mujer de Heber, tomó una estaca de la tienda y asiendo un mazo en su mano, fue calladamente hacia él, y le clavó la estaca en la sien, la cual penetró hasta la tierra, pues él estaba cansado y dormía profundamente. Y así murió. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tomó luego Yael, esposa de Jéber, una clavija de fijar la tienda, tomó también en la mano un martillo, se acercó sigilosamente a él y le hincó en la sien la clavija, que penetró hasta clavarse en la tierra. Él, que estaba profundamente dormido y fatigado, murió. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Jael, esposa de Heber, tomó una estaca de la tienda, y poniendo un mazo en su mano, vino a él calladamente, y le metió la estaca por las sienes, y lo enclavó en la tierra, pues él estaba cargado de sueño y cansado; y así murió. |
Porque escrito está: Destruiré la sabidur a de los sabios, y anularé la inteligencia de los entendidos.
Todo lo contrario: lo que para el mundo es necedad, lo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo que para el mundo es debilidad, lo escogió Dios para avergonzar a los fuertes;
Y como encontró una quijada de asno todav a fresca, echó mano, la agarró y mató con ella a mil hombres.
En aquel instante, Ehúd, deslizó su mano izquierda, tomó el pu al de su lado derecho y se lo clavó al rey en el vientre.
Le sucedió Sangar, hijo de Anat, quien derrotó a seiscientos filisteos con una aguijada de bueyes. También él salvó a Israel.
Él le dijo: 'Ponte a la puerta de la tienda y si alguien viene y te pregunta: ¿Hay alguno aqu ?, respóndele que no hay nadie'.
En ese momento llegó Barac, que iba persiguiendo a S sara. Le salió Yael al encuentro y le dijo: 'Ven, que voy a mostrarte al hombre que buscas'. Entró él donde ella y vio que S sara yac a all muerto, con el clavo en la sien.
Respondió ella: 'Bien, iré contigo; pero no será tuya la gloria de la expedición que vas a emprender, porque Yahveh entregará a S sara en manos de una mujer'. Débora se levantó y se fue con Barac a Cades.
Dijo entonces el filisteo a David: '¿Soy yo acaso un perro, para que vengas a m con palos?'. Y el filisteo, invocando a sus dioses, maldijo a David.