y mirando hacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la tierra del contorno, vio que el humo sub a de la tierra como la humareda de un horno.
Jueces 20:40 - Biblia Castilian 2003 Pero entonces empezó a subir de la ciudad la se al, una columna de humo. Volviéronse los benjaminitas hacia atrás y pudieron contemplar cómo de toda la ciudad sub a la humareda hacia el cielo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Mas cuando la columna de humo comenzó a subir de la ciudad, los de Benjamín miraron hacia atrás; y he aquí que el humo de la ciudad subía al cielo. Biblia Nueva Traducción Viviente Pero cuando los guerreros de Benjamín miraron hacia atrás y vieron el humo que se elevaba al cielo desde todos los rincones de la ciudad, Biblia Católica (Latinoamericana) De la ciudad se elevaba la señal de humo, y Benjamín, dándose vuelta, divisó la hoguera que subía a los cielos: toda la ciudad ardía en llamas. La Biblia Textual 3a Edicion Pero cuando la humareda comenzó a subir de la ciudad, los de Benjamín miraron hacia atrás, y he aquí que de la ciudad subía el humo a los cielos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero entonces empezó a subir de la ciudad la señal, una columna de humo. Volviéronse los benjaminitas hacia atrás y pudieron contemplar cómo de toda la ciudad subía la humareda hacia el cielo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas cuando la llama comenzó a subir de la ciudad con una columna de humo, los benjamitas miraron hacia atrás; y he aquí que el fuego de la ciudad subía al cielo. |
y mirando hacia Sodoma y Gomorra y hacia toda la tierra del contorno, vio que el humo sub a de la tierra como la humareda de un horno.
¿Qué es aquello que sube del desierto, cual columna de humo, perfumado de mirra y de incienso, del aroma mejor del mercader?
Al volver la vista hacia atrás, los hombres de Ay vieron la humareda que de la ciudad sub a al cielo, pero ya no pudieron escapar ni por un lado ni por otro, porque las tropas que hu an hacia el desierto se volvieron contra sus perseguidores.
Por segunda vez dijeron: '¡Aleluya!'. Su humareda sube por los siglos de los siglos.
En esto, llegó un anciano que, al atardecer, ven a de sus faenas del campo; era de la monta a de Efra n y residió como forastero en Guibeá; pues las gentes del lugar eran benjaminitas.