No recojas mi alma en el haz de los errados, mi vida con la gente sanguinaria,
Jueces 19:18 - Biblia Castilian 2003 Y le respondió: 'Estamos de paso. Vamos de Belén de Judá hacia los confines de la monta a de Efra n, de donde soy. He ido a Belén y ahora vuelvo a mi casa. Pero no hay quien me ofrezca la suya. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y él respondió: Pasamos de Belén de Judá a la parte más remota del monte de Efraín, de donde soy; y había ido a Belén de Judá; mas ahora voy a la casa de Jehová, y no hay quien me reciba en casa. Biblia Nueva Traducción Viviente —Regresamos de Belén, en Judá —le contestó el hombre—, y vamos hacia una zona remota de la región montañosa de Efraín, donde yo vivo. Viajé a Belén y ahora voy de regreso a mi hogar. Pero nadie nos ha invitado a su casa para pasar la noche, Biblia Católica (Latinoamericana) Este respondió: 'Venimos de Belén de Judá y vamos a los confines de la montaña de Efraín, porque yo soy de allá. Fui hasta Belén de Judá y me vuelvo a mi casa, pero nadie me ha recibido en la suya. La Biblia Textual 3a Edicion Y le contestó: Estamos de paso desde Bet-léhem de Judá hacia los confines de la serranía de Efraín. De allí soy, y voy a Bet-léhem de Judá, y ahora voy a la Casa de YHVH,° pero no hay quien me reciba en su casa. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y le respondió: 'Estamos de paso. Vamos de Belén de Judá hacia los confines de la montaña de Efraín, de donde soy. He ido a Belén y ahora vuelvo a mi casa. Pero no hay quien me ofrezca la suya. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y él respondió: Pasamos de Belén de Judá a los lados del monte de Efraín, de donde yo soy; y partí hasta Belén de Judá; mas ahora voy a la casa de Jehová, y no hay quien me reciba en casa, |
No recojas mi alma en el haz de los errados, mi vida con la gente sanguinaria,
No vayas a menudo a casa de tu prójimo, no sea que se harte de ti y te aborrezca.
El que no permanece unido a m es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; los recogen y echan al fuego y se queman.
La comunidad entera de los israelitas se congregó en Siló, y all asentaron la tienda del encuentro. El pa s se les hab a sometido.
Hab a por entonces un joven de Belén de Judá, de los clanes de Judá, que era levita y resid a all como forastero.
Instalaron en beneficio propio la estatua que Micá hab a fabricado y all estuvo todo el tiempo que la casa de Dios permaneció en Siló.
El anciano alzó los ojos y, al ver al viajero en la plaza de la ciudad, le dijo: '¿A dónde vas y de dónde vienes?'.
Tenemos paja y forraje para nuestros asnos; y también pan y vino para m, para tu sierva y para el criado que acompa a a tu siervo; no nos falta de nada'.
Al cuarto d a se levantaron de madrugada y él se dispuso a emprender el camino. Pero el padre de la joven dijo a su yerno: 'Reconfórtate con un bocado de pan y después os iréis'.
Los israelitas partieron y subieron a Betel para consultar a Dios y le preguntaron: '¿Quién de nosotros subirá el primero a luchar con los hijos de Benjam n?'. Respondió Yahveh: 'Judá será el primero'.
Este hombre sub a desde su ciudad todos los a os para adorar a Yahveh Sebaot y ofrecerle sacrificios en Siló, donde los dos hijos de El, Jofn y Pinjás, eran sacerdotes de Yahveh.
As suced a a o tras a o: cuando sub a a la casa de Yahveh, la otra la irritaba; y ella se echaba a llorar y no quer a comer.