También su concubina, de nombre Reumá, dio a luz a Tébaj, Gaján, Tajas y Maacá.
Jueces 19:1 - Biblia Castilian 2003 Por aquel tiempo, cuando aún no hab a rey en Israel, un levita que resid a como forastero en los confines de la monta a de Efra n tomó como concubina a una mujer de Belén de Judá. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 En aquellos días, cuando no había rey en Israel, hubo un levita que moraba como forastero en la parte más remota del monte de Efraín, el cual había tomado para sí mujer concubina de Belén de Judá. Biblia Nueva Traducción Viviente En esos días, Israel no tenía rey. Hubo un hombre de la tribu de Leví que vivía en un lugar remoto de la zona montañosa de Efraín. Cierto día se llevó a su casa a una mujer de Belén de Judá, para que fuera su concubina. Biblia Católica (Latinoamericana) En ese tiempo no había rey en Israel. Un levita que vivía en el extremo de la montaña de Efraín tomó como concubina a una mujer de Belén de Judá. La Biblia Textual 3a Edicion En aquellos días en que no había rey en Israel, sucedió también que cierto varón levita que residía en los confines de la serranía de Efraín, tomó como concubina a una mujer de Bet-léhem de Judá. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por aquel tiempo, cuando aún no había rey en Israel, un levita que residía como forastero en los confines de la montaña de Efraín tomó como concubina a una mujer de Belén de Judá. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció en aquellos días, cuando no había rey en Israel, que hubo un levita que moraba como peregrino en los lados del monte de Efraín, el cual había tomado para sí a una concubina de Belén de Judá. |
También su concubina, de nombre Reumá, dio a luz a Tébaj, Gaján, Tajas y Maacá.
Abrahán hizo donaciones a los hijos que hab a tenido de sus concubinas, pero, todav a en vida, los alejó de Isaac, su hijo, hacia el este, al pa s de oriente.
Levantaron, pues, una tienda para Absalón en la azotea, y Absalón entró a las concubinas de su padre a la vista de todo Israel.
Entretanto, el rey, cubierto el rostro, clamaba a grandes voces: '¡Hijo m o, Absalón! ¡Absalón, hijo m o, hijo m o!'.
Entró luego David en su palacio de Jerusalén. Tomó el rey las diez concubinas que hab a dejado al cuidado del palacio y las puso bajo custodia. Proveyó su sustento, pero ya no se acercó más a ellas. Quedaron, pues, ellas recluidas hasta el d a de su muerte como viudas de por vida.
Saúl hab a tenido una concubina, llamada Rispá, hija de Ayá. Dijo Isbaal a Abner: '¿Por qué te has llegado a la concubina de mi padre?'
Tomó David nuevas concubinas y mujeres en Jerusalén después de venir de Hebrón, y le nacieron más hijos e hijas.
Llegó a tener setecientas princesas por esposas y trescientas concubinas. Sus mujeres pervirtieron su corazón.
Roboán amó a Maacá, hija de Absalón, más que a todas sus mujeres y concubinas, pues tuvo dieciocho mujeres y sesenta concubinas y engendró veintiocho hijos y sesenta hijas.
Iba por la tarde, y volv a por la ma ana al segundo harén, que estaba bajo la vigilancia de Saasgaz, eunuco del rey, guardián de las concubinas. No volv a ya a presentarse ante el rey, a no ser que el rey manifestara deseo de verla y fuera llamada expresamente.
Le trajeron, pues, los vasos de oro y de plata que hab an sido sacados del templo de Dios de Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y sus magnates, sus mujeres y sus concubinas.
¿No os ha hecho como un mismo ser, de carne y de esp ritu? Y, ¿qué busca este único ser? ¡Una descendencia para Dios! Guardad, pues, vuestro esp ritu. No traicionéis a la esposa de vuestra juventud.
Y tú, Belén, tierra de Judá, de ningún modo eres la menor entre las grandes ciudades de Judá; porque de ti saldrá un jefe que gobernará a mi pueblo Israel'.
Lo sepultaron en terreno de su heredad, en Timná Séraj, que está en la monta a de Efra n, al norte del monte Gaás.
También murió Eleazar, hijo de Aarón, y lo sepultaron en una colina que él hab a dado en propiedad a su hijo Pinjás, en la monta a de Efra n.
Por aquellos d as no hab a rey en Israel y cada uno hac a lo que bien le parec a.
Hab a por entonces un joven de Belén de Judá, de los clanes de Judá, que era levita y resid a all como forastero.
El hombre se puso en camino desde la ciudad de Belén de Judá para establecerse como forastero donde encontrara acomodo. En su peregrinación, llegó a la monta a de Efra n, a la casa de Micá.
Por aquellos d as no hab a rey en Israel. La tribu de Dan andaba buscando un territorio para establecerse, porque hasta aquel entonces no le hab a correspondido heredad en medio de las tribus de Israel.
En esto, llegó un anciano que, al atardecer, ven a de sus faenas del campo; era de la monta a de Efra n y residió como forastero en Guibeá; pues las gentes del lugar eran benjaminitas.
Ella le fue infiel y se marchó a la casa de su padre, a Belén de Judá. All permaneció algún tiempo, cuatro meses.
Por aquellos d as no hab a rey en Israel, y cada uno hac a lo que bien le parec a.
Cuando llegó, mandó sonar la trompeta en la monta a de Efra n. Los israelitas bajaron entonces del monte hacia él, y él se puso al frente de ellos.