Cuando vieron los amonitas que se hab an hecho odiosos a David, mandaron contratar a sueldo a veinte mil infantes de los arameos de Bet Rejob y de los de Sobá, a mil hombres del rey de Maacá y a doce mil hombres de Tob.
Jueces 18:28 - Biblia Castilian 2003 No hubo quien viniera en su auxilio, porque la ciudad estaba lejos de Sidón y no ten a relaciones con nadie. Estaba situada en el valle que hay junto a Bet Rejob. Reedificaron la ciudad y se establecieron en ella. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y no hubo quien los defendiese, porque estaban lejos de Sidón, y no tenían negocios con nadie. Y la ciudad estaba en el valle que hay junto a Bet-rehob. Luego reedificaron la ciudad, y habitaron en ella. Biblia Nueva Traducción Viviente No hubo quien rescatara a los habitantes porque vivían a gran distancia de Sidón y no tenían aliados cerca. Esto sucedió en el valle cerca de Bet-rehob. Después la gente de la tribu de Dan reconstruyó la ciudad para vivir allí Biblia Católica (Latinoamericana) No hubo nadie que la socorriera pues Sidón quedaba lejos y no tenían relación con nadie. La ciudad efectivamente se encuentra en la llanura en dirección a Bet-Rejob. La reconstruyeron y se instalaron allí. La Biblia Textual 3a Edicion Y no hubo quien la librara, porque estaba lejos de Sidón, y no tenían trato con hombre alguno. Estaba en el valle de Bet-rehob. Luego reedificaron la ciudad y habitaron en ella. Biblia Serafín de Ausejo 1975 No hubo quien viniera en su auxilio, porque la ciudad estaba lejos de Sidón y no tenía relaciones con nadie. Estaba situada en el valle que hay junto a Bet Rejob. Reedificaron la ciudad y se establecieron en ella. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y no hubo quien los defendiese, porque estaban lejos de Sidón, y no tenían comercio con nadie. Y la ciudad estaba en el valle que hay en Bet-rehob. Luego reedificaron la ciudad, y habitaron en ella. |
Cuando vieron los amonitas que se hab an hecho odiosos a David, mandaron contratar a sueldo a veinte mil infantes de los arameos de Bet Rejob y de los de Sobá, a mil hombres del rey de Maacá y a doce mil hombres de Tob.
Ten a tu sierva dos hijos que se pelearon en el campo y, no habiendo nadie que se interpusiera entre ellos, el uno hirió al otro y le dio muerte.
Fueron luego a Galaad y al pa s de los hititas, en Cades. Llegaron hasta Dan y se volvieron en dirección de Sidón.
Comprended esto bien, los que olvidáis a Dios, no me ponga a destrozar, y no haya quien que salve.
Se or, mi Dios, en ti conf o: l brame tú de cuantos me persiguen, ponme en salvo.
Dijo: no volverás ya a alegrarte, virgen deshonrada, hija de Sidón. Levántate, pasa a Quit n, que ni aun all tendrás reposo.
Subieron, pues, y reconocieron el pa s desde el desierto de Sin hasta Rejob, en dirección a Jamat.
Yahveh los entregó en manos de Israel. Los derrotaron y persiguieron hasta Sidón la Grande, hasta Misrefot Máin y, por el oriente, hasta el valle de Mispá. Los batieron sin dejar supervivientes.
Por aquellos d as no hab a rey en Israel. La tribu de Dan andaba buscando un territorio para establecerse, porque hasta aquel entonces no le hab a correspondido heredad en medio de las tribus de Israel.
Pusieron a la ciudad el nombre de Dan, que era el nombre de su antepasado Dan, hijo de Israel, aunque la ciudad se llamaba antes Lais.
Los cinco hombres partieron y llegaron a Lais. Vieron que aquella gente viv a confiada, a la manera de los sidonios, tranquila y segura, sin que faltara nada en el pa s, rico en recursos, alejado de los sidonios y sin relación alguna con nadie.