salió al encuentro de Asá y le dijo: '¡O dme, Asá y todo Judá y Benjam n! Yahveh estará con vosotros mientras vosotros estéis con él. Si lo buscáis, él se dejará hallar de vosotros; pero si lo abandonáis, él os abandonará.
Jueces 16:20 - Biblia Castilian 2003 Ella gritó: '¡Sobre ti los filisteos, Sansón!'. Despertó él de su sue o y se dijo: 'Saldré como otras veces y me libraré'. No sab a que Yahveh se hab a retirado de él. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces ella gritó: «¡Sansón! ¡Los filisteos han venido a capturarte!». Cuando se despertó, pensó: «Haré como antes y enseguida me liberaré»; pero no se daba cuenta de que el Señor lo había abandonado. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces ella dijo: '¡Sansón, los filisteos te atacan!' El se despertó de su sueño y pensó: 'Me desataré como las otras veces y me libraré'. Pero no sabía que Yavé se había retirado lejos de él. La Biblia Textual 3a Edicion Y ella exclamó: ¡Sansón, los filisteos te acometen! Él entonces, despertando de su sueño, se dijo: Como otras veces, saldré y seré librado. Pero no sabía que YHVH se había apartado de él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ella gritó: '¡Sobre ti los filisteos, Sansón!'. Despertó él de su sueño y se dijo: 'Saldré como otras veces y me libraré'. No sabía que Yahveh se había retirado de él. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras, y me escaparé: no sabiendo que Jehová ya se había apartado de él. |
salió al encuentro de Asá y le dijo: '¡O dme, Asá y todo Judá y Benjam n! Yahveh estará con vosotros mientras vosotros estéis con él. Si lo buscáis, él se dejará hallar de vosotros; pero si lo abandonáis, él os abandonará.
¿Quién entregó a Jacob al saqueo, y a Israel a los ladrones? ¿No fue Yahveh contra quien pecamos? Pues no quisieron ir por sus caminos ni prestaron atención a su ley.
Extranjeros devoran su fuerza, y él no se da cuenta. Sus cabellos encanecen, y él no se da cuenta.
No os rebeléis contra Yahveh ni tengáis miedo de la gente del pa s, porque será para nosotros pan comido. La sombra que los proteg a se ha alejado de ellos, mientras que Yahveh está con nosotros. No los temáis'.
Él les contesta: 'Por vuestra poca fe. Porque os aseguro que, si tuvierais una fe del tama o de un granito de mostaza, dir ais a este monte: 'Trasládate de aqu a allá', y se trasladar a; y nada os ser a imposible'.
Y no es que por nosotros mismos seamos capaces de poner a nuestra cuenta cosa alguna; por el contrario, nuestra capacidad procede de Dios
¿Cómo un solo hombre puede perseguir a un millar, y dos poner en fuga a diez millares, si no es porque su Roca se los ha vendido, porque Yahveh se los ha entregado?
No podrán los israelitas hacer frente a sus enemigos, sino que volverán la espalda ante ellos, porque se han convertido en anatema. No volveré a estar con vosotros hasta tanto no exterminéis de entre vosotros lo que es objeto de anatema.
y las fijaras con una clavija de tejedor, yo me quedar a sin fuerzas y ser a como un hombre cualquiera'. Entonces ella consiguió que se durmiera; le tejió las siete trenzas de la cabellera con un hilo fuerte y las fijó con una clavija de tejedor. Luego le gritó: '¡Sobre ti los filisteos, Sansón!'. Él se despertó al punto de su sue o y arrancó el tejido, la clavija y el telar.
Ella, por su parte, logró que él se durmiera sobre sus rodillas y, llamando a un hombre, hizo que le cortara las siete trenzas de su cabellera. Comenzó él a debilitarse, pues su fuerza se retiró de él.
Los filisteos le prendieron y le sacaron los ojos; lo bajaron a Gazá y lo ataron con una doble cadena de bronce. Y en la prisión le hac an dar vueltas a la piedra de molino.
Sansón estuvo durmiendo hasta la media noche. Luego, a media noche, se levantó, aferró las dos hojas de la puerta de la ciudad junto con las dos jambas y el cerrojo, las arrancó; se las echó sobre los hombros y las subió a la cima de la colina que está frente a Hebrón.
Hab a en la alcoba hombres apostados en acecho; y ella gritó: '¡Sobre ti los filisteos, Sansón!'. Él rompió las cuerdas como si fueran hilos de estopa consumidos por el fuego. As que no dio a conocer el secreto de su fuerza.
El esp ritu de Yahveh se hab a apartado de Saúl y un esp ritu malo enviado por Yahveh lo atormentaba.
Al d a siguiente, un esp ritu malo de Dios se apoderó de Saúl, y éste comenzó a desvariar dentro de su casa. David comenzó a tocar el arpa como otras veces, mientras Saúl ten a una lanza en la mano.
Empezó Saúl a sentir temor de David, porque Yahveh estaba con David y se hab a retirado de Saúl.