Ajab dijo a El as: '¡Otra vez a mi encuentro mi enemigo!'. Él le respondió: 'S; otra vez a tu encuentro. Por haberte vendido para hacer el mal a los ojos de Yahveh,
Jueces 16:18 - Biblia Castilian 2003 Dalila comprendió que él le hab a abierto todo su corazón; mandó llamar a los pr ncipes de los filisteos y les dijo: 'Subid esta vez, que ya me ha abierto todo su corazón'. Los pr ncipes de los filisteos fueron adonde ella estaba, con el dinero en la mano. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los principales de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón. Y los principales de los filisteos vinieron a ella, trayendo en su mano el dinero. Biblia Nueva Traducción Viviente Así que Dalila se dio cuenta de que por fin Sansón le había dicho la verdad, y mandó llamar a los gobernantes filisteos. «Vuelvan una vez más —les dijo—, porque al fin me reveló su secreto». Entonces los gobernantes filisteos volvieron con el dinero en las manos. Biblia Católica (Latinoamericana) Dalila vio que esta vez le había revelado su secreto. Mandó a buscar a los jefes de los filisteos y les dijo: 'Vengan ahora porque me ha revelado lo más secreto de su corazón'. Los jefes de los filisteos fueron a su casa llevando el dinero en la mano. La Biblia Textual 3a Edicion Y cuando Dalila se dio cuenta de que le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los jefes de los filisteos, diciendo: Subid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón. Y los jefes de los filisteos subieron a ella, llevando la plata en su mano. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dalila comprendió que él le había abierto todo su corazón; mandó llamar a los príncipes de los filisteos y les dijo: 'Subid esta vez, que ya me ha abierto todo su corazón'. Los príncipes de los filisteos fueron adonde ella estaba, con el dinero en la mano. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los príncipes de los filisteos, diciendo: Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón. Y los príncipes de los filisteos vinieron a ella, trayendo en su mano el dinero. |
Ajab dijo a El as: '¡Otra vez a mi encuentro mi enemigo!'. Él le respondió: 'S; otra vez a tu encuentro. Por haberte vendido para hacer el mal a los ojos de Yahveh,
Confiad, pueblos, en él en todo tiempo, abrid el corazón en su presencia: Dios es nuestro refugio. Selah
Las palabras del denigrante son golosinas que descienden al fondo de las entra as.
Se pusieron en camino los ancianos de Moab y de Madián, con la paga para el adivino en sus manos y, llegados a Balaán, le refirieron las palabras de Balac.
y les dijo '¿Cuánto me queréis dar, y yo os lo entregaré?'. Ellos le fijaron treinta monedas de plata.
Pues tened esto bien entendido: ningún lujurioso, ni impúdico, ni codicioso - lo que equivale a ser idólatra - tiene herencia en el reino de Cristo y de Dios.
Porque la ra z de todos los males es la afición al dinero y, por el afán de conseguirlo, algunos se han desviado de la fe y se han visto sumergidos en muchas preocupaciones angustiosas.
Por fin le descubrió su corazón y le dijo: 'Jamás ha pasado sobre mi cabeza una navaja, porque soy nazireo de Dios desde el seno de mi madre. Si me rasuraran, la fuerza desaparecer a de m, quedar a debilitado y ser a como un hombre cualquiera'.
Ella, por su parte, logró que él se durmiera sobre sus rodillas y, llamando a un hombre, hizo que le cortara las siete trenzas de su cabellera. Comenzó él a debilitarse, pues su fuerza se retiró de él.
Los pr ncipes de los filisteos fueron donde ella y le dijeron: 'Sedúcelo y averigua cuál es el secreto de su gran fuerza, y cómo podr amos nosotros con él, para atarlo y tenerlo sujeto. Te dar amos cada uno mil cien siclos de plata'.