Jueces 11:31 - Biblia Castilian 2003 el primero que salga de las puertas de mi casa a mi encuentro, al volver yo sano y salvo de los amonitas, será para Yahveh y se lo sacrificaré en holocausto'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 cualquiera que saliere de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto. Biblia Nueva Traducción Viviente yo entregaré al Señor al primero que salga de mi casa para recibirme cuando regrese triunfante. Lo sacrificaré como ofrenda quemada». Biblia Católica (Latinoamericana) el primero que atraviese la puerta de mi casa para salir a saludarme después de mi victoria sobre los amonitas, será para Yavé y lo sacrificaré por el fuego'. La Biblia Textual 3a Edicion cualquiera que salga a mi encuentro por las puertas de mi casa cuando yo vuelva de los hijos de Amón en paz, será de YHVH y lo ofreceré en holocausto.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 el primero que salga de las puertas de mi casa a mi encuentro, al volver yo sano y salvo de los amonitas, será para Yahveh y se lo sacrificaré en holocausto'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) sucederá que cualquiera que salga de las puertas de mi casa a recibirme cuando yo vuelva en paz de los hijos de Amón, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto. |
Quien inmola un toro, también mata a un hombre; quien sacrifica una oveja, también desnuca a un perro; quien ofrece libación, también ofrece sangre de cerdo; quien presenta incienso, también alaba a un dolo. Como ellos eligen sus propios caminos y su alma se complace en sus horrores,
No habrá prostituta sagrada entre las israelitas, ni prostituto sagrado entre los israelitas.
Jefté hizo entonces este voto a Yahveh: 'Si realmente entregas a los amonitas en mis manos,
Avanzó luego Jefté hacia los amonitas para atacarlos. Yahveh se los entregó en sus manos y
y le hizo este voto: '¡Oh Yahveh Sebaot! Si te dignas mirar la aflicción de tu sierva y te acuerdas de m; y si no olvidas a tu sierva y le concedes un hijo varón, yo lo entregaré a Yahveh de por vida, y la navaja no tocará su cabeza'.
Por eso yo también se lo cedo a Yahveh por todos los d as de su vida: él será consagrado a Yahveh'. Y adoraron all a Yahveh.
Estaban aquel d a los israelitas extenuados. Saúl hab a conjurado al pueblo: '¡Maldito quien coma algo antes del atardecer, antes de que me vengue de mis enemigos!'. Por ello, nadie de la tropa probó bocado.
Replicó Saúl: 'Que Dios me haga esto y me a ada lo otro, si tú no mueres, Jonatán'.
El ni o Samuel estaba al servicio de Yahveh y llevaba ce ido un efod de lino.