Cuando vieron los amonitas que se hab an hecho odiosos a David, mandaron contratar a sueldo a veinte mil infantes de los arameos de Bet Rejob y de los de Sobá, a mil hombres del rey de Maacá y a doce mil hombres de Tob.
Jueces 11:3 - Biblia Castilian 2003 Jefté marchó lejos de sus hermanos y estableció su residencia en la región de Tob. Se le unieron algunos maleantes, que hac an incursiones con él. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Huyó, pues, Jefté de sus hermanos, y habitó en tierra de Tob; y se juntaron con él hombres ociosos, los cuales salían con él. Biblia Nueva Traducción Viviente Así que Jefté huyó de sus hermanos y vivió en la tierra de Tob. En poco tiempo, tuvo una banda de rebeldes despreciables que lo seguían. Biblia Católica (Latinoamericana) Jefté se alejó entonces de sus hermanos y se instaló en el territorio de Tob. Se le juntaron aventureros que hacían incursiones con él. La Biblia Textual 3a Edicion Huyó pues Jefté de la presencia de sus hermanos, y habitó en tierra de Tob. Y se agruparon alrededor de Jefté hombres ociosos que lo acompañaban en sus correrías. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Jefté marchó lejos de sus hermanos y estableció su residencia en la región de Tob. Se le unieron algunos maleantes, que hacían incursiones con él. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Huyendo, pues, Jefté a causa de sus hermanos, habitó en tierra de Tob; y se juntaron con él hombres ociosos, los cuales con él salían. |
Cuando vieron los amonitas que se hab an hecho odiosos a David, mandaron contratar a sueldo a veinte mil infantes de los arameos de Bet Rejob y de los de Sobá, a mil hombres del rey de Maacá y a doce mil hombres de Tob.
Salieron los amonitas y se pusieron en orden de combate a la entrada de la puerta, mientras que los arameos de Sobá y de Rejob, y los hombres de Tob y de Maacá, estaban aparte en campo abierto.
Entonces los jud os, llenos de envidia, reunieron a unos cuantos vagabundos, maleantes y revoltosos y amotinaron la ciudad. Se presentaron ante la casa de Jasón con la intención de entregarlos al populacho.
pero la esposa de Galaad también le hab a dado varios hijos, que, al hacerse mayores, echaron de casa a Jefté, diciéndole: 'No podrás heredar en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer'.
Le dieron setenta siclos de plata del templo de Baal Berit, con los que Abimélec tomó a sueldo a maleantes y aventureros que le siguieron.
Se le unieron, además, todos los oprimidos, los entrampados y los amargados, de los que llegó a ser caudillo. Y as reunió a su lado a unos cuatrocientos hombres.
Partió, pues, David y con sus seiscientos hombres se pasó a Aqu s, hijo de Maoc, rey de Gat.