se arrepintió Yahveh de haber hecho al hombre en la tierra, se dolió en su corazón,
Jueces 10:16 - Biblia Castilian 2003 Retiraron entonces a los dioses extra os de en medio de ellos y sirvieron a Yahveh, quien no pudo ya soportar las penalidades de Israel. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y quitaron de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron a Jehová; y él fue angustiado a causa de la aflicción de Israel. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces los israelitas dejaron los dioses ajenos para servir al Señor, y él se entristeció a causa del sufrimiento que experimentaban. Biblia Católica (Latinoamericana) Hicieron desaparecer de sus casas los dioses extranjeros y sirvieron a Yavé. Entonces Yavé no aguantó más el sufrimiento de Israel. La Biblia Textual 3a Edicion Y apartaron los dioses extraños de en medio de sí y sirvieron a YHVH, cuyo sentir se impacientó por la desdicha de Israel. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Retiraron entonces a los dioses extraños de en medio de ellos y sirvieron a Yahveh, quien no pudo ya soportar las penalidades de Israel. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y quitaron de entre sí los dioses ajenos, y sirvieron a Jehová: Y su alma fue angustiada a causa de la aflicción de Israel. |
se arrepintió Yahveh de haber hecho al hombre en la tierra, se dolió en su corazón,
Pero Yahveh tuvo piedad y misericordia de ellos y se volvió hacia ellos a causa de su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob. Por eso no quiso destruirlos ni arrojarlos de su presencia hasta hoy.
Al o r Asá estas palabras, esta profec a de Azar as, hijo de Oded, el profeta, cobró ánimos e hizo desaparecer los dolos de todo el pa s de Judá y de Benjam n y de las ciudades que él hab a conquistado en la monta a de Efra n y restauró el altar de Yahveh que estaba delante del vest bulo de Yahveh.
Retiró del templo de Yahveh los dioses extranjeros, el dolo y todos los altares que él mismo hab a edificado en el monte del templo de Yahveh y en Jerusalén, y los arrojó fuera de la ciudad.
como yo vea que mi pueblo, sobre el que es invocado mi nombre, se humilla y ora, busca mi faz y se aparta de sus malos caminos, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré sus pecados y traeré la salud a su tierra.
en todas sus angustias. No fue un mensajero ni un ángel: él en persona los salvó. Por su amor y su piedad, él mismo los redimió, los levantó y los llevó todos los d as de anta o.
¿Es Efra n para m un hijo tan querido o un ni o de tal predilección que siempre que hablo de él' lo recuerdo más aún? Por eso se conmueven por él mis entra as y tengo que compadecerme de él' - oráculo de Yahveh -.
¿Cómo podré yo abandonarte, Efra n; cómo entregarte, Israel? ¿Cómo podré yo dejarte como a Admá, ni hacerte semejante a Sebo n? Mi corazón se remueve dentro de m, a la vez que se conmueven mis entra as.
Volverán los que se sentaban a su sombra: cultivarán el trigo, florecerán como la vi a; serán tan afamados como el vino del L bano.
¿Qué Dios hay como tú, que perdona el pecado, que pasa por alto la rebeld a del resto de su heredad? No persiste por siempre en su ira, porque se complace en la misericordia.
Partió, pues, y volvió a la casa de su padre. Todav a estaba lejos, cuando su padre lo vio venir y, hondamente conmovido, corrió a abrazarse a su cuello y lo besó repetidamente.
Luego preguntó: '¿Dónde lo habéis puesto?'. Y le contestan: 'Se or, ven y m ralo'.
Sed, por el contrario, amables y compasivos unos con otros y perdonaos mutuamente, como Dios os perdonó en Cristo.
Cuando Yahveh haga justicia a su pueblo y tenga piedad de sus siervos; cuando vea que les faltan las fuerzas y que no hay ya ni esclavo ni libre,
durante cuarenta a os. Por eso aquella generación me disgustó y dije: 'Siempre andan desviados en sus corazones, y no aprendieron mis caminos'.
Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compartir el peso de nuestras debilidades, sino al contrario: tentado en todo, como semejante a nosotros, pero sin pecado.
'Pues bien, apartad los dioses extra os que hay en medio de vosotros, e inclinad vuestro corazón hacia Yahveh, Dios de Israel'.
Cuando Yahveh les suscitaba jueces, Yahveh estaba con el juez y los salvaba de sus enemigos durante la vida del juez, pues Yahveh ten a piedad de los gemidos que les arrancaban los que los oprim an y vejaban.
Clamaron entonces a Yahveh, diciendo: 'Hemos pecado, porque hemos abandonado a Yahveh, para servir a los Baales y las Astartés, pero ahora l branos del poder de nuestros enemigos y te serviremos'.
Samuel dijo entonces a toda la casa de Israel: 'Si de todo corazón os volvéis a Yahveh, quitad de en medio de vosotros los dioses extra os y las Astartés, orientad vuestro corazón hacia Yahveh, servidle a él solo, y entonces él os librará del poder de los filisteos'.
Los israelitas quitaron los Baales y las Astartés, y sirvieron sólo a Yahveh.