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Juan 7:39 - Biblia Castilian 2003

Esto lo dijo refiriéndose al Esp ritu que hab an de recibir los que creyeran en él; aún no hab a Esp ritu, porque Jesús no hab a sido glorificado todav a.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo, porque Jesús no había sido aún glorificado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

(Con la expresión «agua viva», se refería al Espíritu, el cual se le daría a todo el que creyera en él; pero el Espíritu aún no había sido dado, porque Jesús todavía no había entrado en su gloria).

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Decía esto Jesús refiriéndose al Espíritu Santo que recibirían los que creyeran en él. Todavía no se comunicaba el Espíritu, porque Jesús aún no había entrado en su gloria.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Esto dijo acerca del Espíritu que iban a recibir los que creyeran en Él, porque todavía no había° Espíritu, pues Jesús no había sido aún glorificado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Esto lo dijo refiriéndose al Espíritu que habían de recibir los que creyeran en él; aún no había Espíritu, porque Jesús no había sido glorificado todavía.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

(Esto dijo del Espíritu Santo que habían de recibir los que creyesen en Él; porque el Espíritu Santo aún no había sido dado; porque Jesús no había sido aún glorificado.)

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Lòt tradiksyon



Juan 7:39
42 Referans Kwoze  

Los carros del Se or son mil millares, del Sina viene el Se or en santidad.


Atended mis advertencias; mirad que os abro mi esp ritu, os doy a conocer mis palabras.


Sacaréis agua con gozo de las fuentes de salvación.


Cuando se derrame sobre nosotros el esp ritu de lo alto, el desierto será un vergel, y el vergel parecerá un bosque:


Derramaré agua sobre el sediento suelo, arroyos sobre el sequedal; derramaré mi esp ritu sobre tu estirpe y mi bendición sobre tus vástagos:


Ellos respondieron: 'Unos que Juan el Bautista; otros que El as, y otros que Jerem as o uno de los profetas'.


Y la gente respond a: 'Éste es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea'.


Y mirad: yo voy a enviar sobre vosotros lo prometido por mi Padre. Vosotros, pues, permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de fuerza desde lo alto'.


Juan declaró ante todos: 'Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más poderoso que yo, a quien ni siquiera soy digno de desatarle la correa de las sandalias. Él os bautizará con Esp ritu Santo y fuego.


Todos quedaron sobrecogidos de temor y glorificaban a Dios, diciendo: 'Un gran profeta ha surgido entre nosotros; Dios ha visitado a su pueblo'.


Y le preguntaron: 'Pues entonces, ¿qué? ¿Eres tú El as?'. Y él contesta: 'No lo soy'. '¿Eres tú el profeta?'. Y respondió: 'No'.


Le volvieron a preguntar: 'Pues entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Cristo, ni El as, ni el profeta?'.


Ni yo mismo lo conoc a; pero aquel que me envió a bautizar con agua, ése fue el que me dijo: 'Aquel sobre quien veas descender el Esp ritu y permanecer sobre él, ése es el que ha de bautizar con Esp ritu Santo'.


Sus disc pulos al principio no lo comprendieron, pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que esto estaba escrito acerca de él y que eso era precisamente lo que ellos le hab an hecho.


Jesús les respondió: 'Ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser glorificado.


Y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.


Pero el Paráclito, el Esp ritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, él os lo ense ará todo, y os recordará cuanto os he dicho yo'


Él me dará gloria, porque recibirá de lo m o y os lo explicará.


Sin embargo, yo os digo la verdad: os conviene que yo me vaya. Pues, si no me fuera, no vendr a a vosotros el Paráclito; pero si me voy, os lo enviaré.


As habló Jesús. Y levantando sus ojos al cielo, dijo: 'Padre, ha llegado la hora; glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique a ti,


Ahora glorif came tú, Padre, junto a ti mismo, con la gloria que yo ten a junto a ti antes que el mundo existiera'.


Y dicho esto, sopló y les dijo: 'Recibid el Esp ritu Santo.


Cuando vieron los hombres la se al que Jesús hab a realizado, dec an: 'Éste es, sin duda, el profeta que iba a venir al mundo'.


Hab a entre la gente muchos comentarios acerca de él. Unos dec an: 'Pues es un hombre de bien'. [Pero] otros replicaban: 'No; sino que está enga ando al pueblo'.


Respondió Jesús: 'Si yo me glorificara a m mismo, mi gloria no valdr a nada; es el Padre el que me glorifica, de quien vosotros dec s que es Dios vuestro,


a los cuales preguntó: '¿Habéis recibido el Esp ritu Santo al abrazar la fe?'. Ellos le respondieron: 'Ni siquiera hemos o do que el Esp ritu Santo exista'.


Y sucederá en los últimos d as - dice Dios - que derramaré mi esp ritu sobre toda carne. Profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, y vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos so arán sue os.


Elevado a la diestra de Dios y habiendo recibido del Padre la promesa del Esp ritu Santo, lo ha derramado. Y eso es lo que vosotros estáis viendo y oyendo.


Pedro les respondió: 'Convert os, y que cada uno de vosotros se bautice en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros pecados, y recibiréis el don del Esp ritu Santo;


Todos ellos se sintieron llenos de Esp ritu Santo y comenzaron a hablar en diversas lenguas, según como el Esp ritu les conced a expresarse.


El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis en presencia de Pilato, mientras éste se inclinaba a dejarlo en libertad.


Mientras as oraban, retembló el lugar donde estaban reunidos y, llenos todos del Esp ritu Santo, proclamaban con valent a la palabra de Dios.


Pero vosotros no viv s según la carne, sino según el esp ritu, puesto que el Esp ritu de Dios habita en vosotros. Si alguno no tiene el Esp ritu de Cristo, este tal no pertenece a Cristo.


¿cuánto más glorioso será el ministerio del esp ritu?


Y no disgustéis al Esp ritu Santo de Dios, en el cual fuisteis sellados para el d a de la redención.