Y nadie pod a responderle una palabra, ni desde aquel d a se atrevió ya nadie a hacerle más preguntas.
Juan 21:12 - Biblia Castilian 2003 D celes Jesús: 'Venid y almorzad'. Ninguno de los disc pulos se atrev a a preguntarle: '¿Tú, quién eres?', porque bien sab an que era el Se or. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Les dijo Jesús: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú, quién eres? sabiendo que era el Señor. Biblia Nueva Traducción Viviente «¡Ahora acérquense y desayunen!», dijo Jesús. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: «¿Quién eres?». Todos sabían que era el Señor. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces Jesús les dijo: 'Vengan a desayunar'. Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle quién era, pues sabían que era el Señor. La Biblia Textual 3a Edicion Jesús les dice: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú quién eres? sabiendo que era° el Señor. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Díceles Jesús: 'Venid y almorzad'. Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: '¿Tú, quién eres?', porque bien sabían que era el Señor. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Jesús les dijo: Venid, comed. Y ninguno de los discípulos osaba preguntarle: ¿Tú, quién eres? Sabiendo que era el Señor. |
Y nadie pod a responderle una palabra, ni desde aquel d a se atrevió ya nadie a hacerle más preguntas.
Pero ellos no comprend an tales palabras; y sin embargo, les daba miedo preguntarle.
Ellos no comprend an tales cosas, pues les parec an tan obscuras que no captaban su sentido; pero les daba miedo preguntarle acerca de ellas.
Conoció Jesús que quer an preguntarle y les dijo: '¿Estáis indagando entre vosotros eso que dije: 'Dentro de poco no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver?'.
Simón Pedro subió a la barca, sacó a tierra la red, llena de ciento cincuenta y tres peces grandes; y con ser tantos, no se rompió la red.
Cuando terminaron de almorzar, dice Jesús a Simón Pedro: 'Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?'. Le responde: 'S Se or; tú sabes que te quiero'. Él le contesta: 'Apacienta mis corderos'.
En aquel momento llegaron sus disc pulos y se quedaron sorprendidos de que estuviera hablando con una mujer. Sin embargo, ninguno le preguntó: '¿Qué es lo que deseas?' o '¿Qué estás hablando con ella?'.
no a todo el pueblo, sino a los testigos se alados de antemano por Dios, a nosotros que comimos y bebimos con él después de haber resucitado él de entre los muertos.