Hay tiempo de llorar y tiempo de re r. Hay tiempo de gemir, y tiempo de bailar.
Juan 20:13 - Biblia Castilian 2003 Le dicen ellos: 'Mujer, ¿por qué lloras?'. Ella les responde: 'Porque se han llevado a mi Se or y no sé dónde lo han colocado'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. Biblia Nueva Traducción Viviente —Apreciada mujer, ¿por qué lloras? —le preguntaron los ángeles. —Porque se han llevado a mi Señor —contestó ella—, y no sé dónde lo han puesto. Biblia Católica (Latinoamericana) Le dijeron: 'Mujer, ¿por qué lloras?' Les respondió: 'Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto. La Biblia Textual 3a Edicion Ellos le dicen: Mujer ¿por qué lloras? Les dice: Porque se llevaron a mi Señor, y no sé dónde lo han puesto. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Le dicen ellos: 'Mujer, ¿por qué lloras?'. Ella les responde: 'Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han colocado'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y le dijeron: Mujer, ¿por qué lloras? Ella les dijo: Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto. |
Hay tiempo de llorar y tiempo de re r. Hay tiempo de gemir, y tiempo de bailar.
As dice Yahveh: 'Reprime tu llanto, seca las lágrimas de tus ojos, porque hay recompensa a tu pena - oráculo de Yahveh -: volverán del pa s enemigo.
Él les preguntó: '¿Qué cuestiones son ésas que ven s discutiendo entre vosotros por el camino?'. Ellos se pararon con semblante triste.
Cuando Jesús vio a su madre, y de pie junto a ella al disc pulo a quien él amaba, dice a su madre: 'Mujer, ah tienes a tu hijo'.
Pero Jesús le responde: '¿Qué nos va a m y a ti, mujer? Todav a no ha llegado mi hora'.
D cele Jesús: 'Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?'. Ella, creyendo que era el hortelano, le dice: 'Se or, si tú te lo llevaste, dime dónde lo pusiste, y yo lo recogeré'.
Echa entonces a correr y va a donde estaban Simón Pedro y el otro disc pulo a quien amaba Jesús, y les dice: 'Se han llevado del sepulcro al Se or y no sabemos dónde lo han colocado'.
Respondió entonces Pablo: '¿Qué hacéis llorando y partiéndome el corazón? Estoy dispuesto no sólo a dejarme atar, sino a morir en Jerusalén por el nombre del Se or Jesús'.
Elcaná, su marido, le dec a: 'Ana ¿por qué lloras y por qué no comes? Y ¿por qué se amarga tu corazón? ¿No soy yo para ti mejor que diez hijos?'.