Tuya es, oh Yahveh, la grandeza, el poder o, la magnificencia, el esplendor y la majestad, pues tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuya es, oh Yahveh, la realeza, pues tú te alzas sobre todas las cosas como due o
Juan 19:11 - Biblia Castilian 2003 Respondió Jesús: 'Ninguna autoridad tendr as sobre m, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Jesús le dijo: —No tendrías ningún poder sobre mí si no te lo hubieran dado desde lo alto. Así que el que me entregó en tus manos es el que tiene el mayor pecado. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús respondió: 'No tendrías ningún poder sobre mí si no lo hubieras recibido de lo alto. Por esta razón, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado que tú. La Biblia Textual 3a Edicion Jesús le respondió: Ninguna autoridad tendrías sobre mí, si no te hubiera sido dada de arriba; por esto, el que me entregó a ti° tiene mayor pecado. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Respondió Jesús: 'Ninguna autoridad tendrías sobre mí, si no te la hubieran dado de lo alto. Por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Respondió Jesús: Ninguna potestad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene. |
Tuya es, oh Yahveh, la grandeza, el poder o, la magnificencia, el esplendor y la majestad, pues tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra. Tuya es, oh Yahveh, la realeza, pues tú te alzas sobre todas las cosas como due o
Presérvame de toda rebeld a, no me expongas a las afrentas de los necios.
No confiéis en la extorsión ni os preciéis de lo robado; en acrecer riquezas no pongáis el corazón.
El árbol que viste, que crec a y se hac a fuerte, cuya copa llegaba hasta el cielo y se ve a desde toda la tierra,
Nada cuentan todos los habitantes de la tierra. Según su querer dispone del ejército del cielo y de los moradores de la tierra. No hay nadie que se oponga a su poder ni le pida cuentas de sus actos.'
Fue expulsado de entre los hijos de los hombres, su corazón se hizo semejante al de las bestias, convivió con los asnos salvajes, comió hierba como los bueyes y su cuerpo se empapó del roc o del cielo, hasta que reconoció que el Dios Alt simo es quien domina sobre el reino de los hombres y pone sobre él a quien le place.
Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó: '¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ahora mismo acabáis de o r la blasfemia.
El que lo iba a entregar les hab a dado una contrase a: 'Aquel a quien yo bese, ése es, prendedlo y llevadlo bien seguro'.
Mientras estaba yo entre vosotros d a tras d a en el templo, no extendisteis las manos contra m. Pero ésta es vuestra hora y el poder de las tinieblas'.
y lo llevaron primeramente ante Anás, porque era suegro de Caifás, el cual era sumo sacerdote aquel a o.
Habiendo, pues, recibido Judas la cohorte y los guardias de los pont fices y [de] los fariseos, fue allá, con linternas, antorchas y armas.
D cele entonces Pilato: '¿A m no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para soltarte y que tengo autoridad para crucificarte?'.
Juan contestó: 'Nadie puede asumir nada que no se le haya dado del cielo.
Quer an, pues, prenderlo; pero nadie le echó mano, porque todav a no hab a llegado su hora.
Jesús les contestó: 'Si fuerais ciegos, no tendr ais pecado; mas como dec s que véis, vuestro pecado permanece.
a éste, entregado según el plan definido y el previo designio de Dios, vosotros, crucificándolo por manos de paganos, lo quitasteis de en medio.
El Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis en presencia de Pilato, mientras éste se inclinaba a dejarlo en libertad.
para hacer lo que tu mano y tu designio ten a predeterminado que sucediera.
Porque de él y por él y para él son todas las cosas. A él sea la gloria por siempre. Amén.
Sométanse todos a las autoridades constituidas. Porque no hay autoridad sino por Dios; y las que existen, por Dios han sido establecidas.
Toda buena dádiva y todo don perfecto son de arriba, descienden del Padre de los astros, en quien no hay fases ni per odos de sombra.