Se allegó a Yahveh y no se apartó de él; guardó los preceptos que Yahveh hab a ordenado a Moisés.
Juan 14:21 - Biblia Castilian 2003 'El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y también yo lo amaré y me manifestaré a él.' Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. Biblia Nueva Traducción Viviente Los que aceptan mis mandamientos y los obedecen son los que me aman. Y, porque me aman a mí, mi Padre los amará a ellos. Y yo los amaré y me daré a conocer a cada uno de ellos. Biblia Católica (Latinoamericana) El que guarda mis mandamientos después de recibirlos, ése es el que me ama. El que me ama a mí será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él. La Biblia Textual 3a Edicion El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y Yo lo amaré, y me manifestaré a él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 'El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y también yo lo amaré y me manifestaré a él.' Biblia Reina Valera Gómez (2023) El que tiene mis mandamientos, y los guarda, este es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. |
Se allegó a Yahveh y no se apartó de él; guardó los preceptos que Yahveh hab a ordenado a Moisés.
Que se alegren y gocen los que quieren mi bien; puedan siempre decir: 'Ensalzado sea el Se or, que se complace en la ventura de su siervo'.
Mirad que vienen d as - oráculo de Yahveh -, en que sellaré con la casa de Israel y con la casa de Judá una nueva alianza.
Yahveh, tu Dios, está contigo. ¡Es un héroe que salva! Se gozará en ti con alegr a, te renovará con su amor, dará gritos de júbilo por ti
Pero él contestó: 'Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la guardan'.
porque el Padre mismo os ama, ya que vosotros me habéis amado y habéis cre do que yo he salido de Dios.
Yo en ellos y tú en m, para que lleguen a ser consumados en uno, y as el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado como tú me has amado a m.'
le vi y me dec a: 'Apresúrate y sal rápidamente de Jerusalén porque no recibirán tu testimonio sobre m '.
Y nosotros todos, con el rostro descubierto, reflejando como en un espejo la gloria del Se or, su imagen misma, nos vamos transfigurando con gloria creciente como por la acción del Se or, que es Esp ritu.
Porque Dios que dijo: 'De entre las tinieblas brille la luz', Él es quien hizo brillar la luz en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.
Si obedecéis fielmente los mandamientos que hoy os prescribo yo, si amáis a Yahveh, vuestro Dios, y le serv s con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma,
te amará, te bendecirá y te multiplicará; bendecirá el fruto de tu vientre y los productos de tu suelo: tu trigo, tu mosto, tu aceite, las cr as de tus vacadas y la fecundidad de tus reba os, en la tierra que a tus padres juró darte.
Y el propio Se or nuestro Jesucristo, y Dios, nuestro Padre, que nos amó y nos dio, en su gracia, una consolación eterna y una maravillosa esperanza, consuele vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena.
En el que guarda su palabra, en éste verdaderamente ha llegado a su plenitud el amor de Dios. En esto conocemos que estamos en él.
Ved qué gran amor nos ha dado el Padre: que nos llamemos hijos de Dios. ¡Y lo somos! Por eso no os conoce el mundo, porque no lo conoció a él.
pues en esto consiste el amor de Dios: en guardar sus mandamientos. Sus mandamientos no son pesados.
Y en esto consiste el amor, en que actuamos de acuerdo con sus mandamientos. Éste es el mandamiento, tal como habéis o do desde el principio: que actuéis según ese amor.
Quien tenga o dos, oiga lo que dice el Esp ritu a las Iglesias. Al que venza, le daré el maná escondido y una piedrecita blanca sobre la que habrá escrito un nombre que nadie conoce sino el que lo recibe'.
Dichosos los que lavan sus túnicas; as dispondrán del árbol de la vida y podrán entrar por las puertas de la ciudad.
Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo.