El temor a los hombres es una trampa; quien conf a en Yahveh vive seguro.
Juan 12:42 - Biblia Castilian 2003 Sin embargo, también de entre los jefes muchos creyeron en él; pero, por miedo a los fariseos, no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, hubo muchos que sí creyeron en él —entre ellos algunos líderes judíos—, pero no lo admitían por temor a que los fariseos los expulsaran de la sinagoga, Biblia Católica (Latinoamericana) En realidad, de entre los mismos jefes, varios creyeron en él; pero no lo dijeron abiertamente por miedo a que los fariseos los echaran de la comunidad judía. La Biblia Textual 3a Edicion Sin embargo, aun de los principales, muchos creyeron en Él, pero por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Sin embargo, también de entre los jefes muchos creyeron en él; pero, por miedo a los fariseos, no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Con todo eso, aun muchos de los príncipes creyeron en Él; mas por causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. |
El temor a los hombres es una trampa; quien conf a en Yahveh vive seguro.
Escuchadme vosotros, que conocéis la justicia, pueblo en cuyo corazón está mi doctrina. No temáis el oprobio de los hombres y ante sus afrentas no os asustéis.
¿Ante quién temblabas y tem as cuando ment as? De m no te acordabas ni te lo tomabas a pecho. ¿No soy yo quien calla y disimula? Por eso a m no me tem as.
Escuchad la palabra de Yahveh, los que tembláis a su palabra: dicen vuestros hermanos que os odian, que os rechazan por causa de mi nombre: ¡Muestre su gloria Yahveh y veamos vuestra alegr a! Pero ellos quedarán avergonzados.
'Estoy preocupado - dijo el rey Sedec as a Jerem as - por causa de los jud os que se han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en su mano y se burlen de m '.
Por tanto, respecto a todo aquel que se ponga de mi parte ante de los hombres, también yo me pondré de su parte ante mi Padre que está en los cielos.
Pero yo os digo: respecto a todo aquel que se declare en mi favor delante de los hombres, el Hijo del hombre también se declarará en favor suyo delante de los ángeles de Dios.
Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien y cuando os excluyan, os insulten y proscriban vuestro nombre como maldito por causa del Hijo del hombre.
Cuando vieron lo que hab a hecho, muchos de los jud os llegados a casa de Mar a creyeron en él.
Os echarán de las sinagogas; más aún, llega la hora en que todo aquel que os mate creerá dar culto a Dios.
Después de esto, José de Arimatea, que era disc pulo de Jesús, aunque en secreto, por miedo a los jud os, pidió a Pilato que le permitiera llevarse el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fue y se llevó el cuerpo de Jesús.
Éste fue de noche a ver a Jesús y le dijo: ' Rabb, nosotros lo sabemos: tú has venido de parte de Dios en calidad de maestro. Porque nadie puede hacer esas se ales que tú haces, si Dios no está con él'.
Entre el pueblo, hubo muchos que creyeron en él y que dec an: 'Cuando llegue el Cristo, ¿acaso hará más se ales de las que ha hecho éste?'.
Esto dijeron sus padres, porque ten an miedo de los jud os; pues éstos hab an acordado ya que quien lo reconociera como Cristo fuera expulsado de la sinagoga.
Respondiéronle ellos: 'Has nacido enteramente empecatado, ¿y tú nos vas a dar lecciones?'. Y lo arrojaron fuera.
Ellos, pues, sal an gozosos de la presencia del sanedr n, porque hab an sido dignos de padecer afrentas por el Nombre.
Pues creerlo con el corazón conduce a justicia y confesarlo con los labios conduce a salvación.
Si uno confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
Conoced en esto el esp ritu de Dios: todo esp ritu que confiesa que Jesús es Cristo venido en carne, es de Dios.