Entonces dijo David a Abisay: 'Seba, hijo de Bicr, puede hacernos ahora más da o que Absalón. Toma, pues, los servidores de tu se or y sal en su persecución, no sea que alcance ciudades fortificadas y se nos escape'.
Josué 10:20 - Biblia Castilian 2003 Josué y los israelitas acabaron de infligirles una completa derrota, hasta exterminarlos, aunque algunos fugitivos consiguieron escapar y se refugiaron en las ciudades fortificadas. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y aconteció que cuando Josué y los hijos de Israel acabaron de herirlos con gran mortandad hasta destruirlos, los que quedaron de ellos se metieron en las ciudades fortificadas. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Josué y el ejército israelita continuaron con la masacre y derrotaron al enemigo por completo. Exterminaron totalmente a los cinco ejércitos con excepción de un pequeño grupo que logró llegar a sus ciudades fortificadas. Biblia Católica (Latinoamericana) Josué y los israelitas terminaron de masacrarlos y de exterminarlos; sólo algunos escapados lograron llegar a las ciudades fortificadas. La Biblia Textual 3a Edicion Y sucedió que cuando Josué y los hijos de Israel acabaron de herirlos con gran mortandad, hasta acabarlos, los que quedaron de ellos se metieron en las ciudades fortificadas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Josué y los israelitas acabaron de infligirles una completa derrota, hasta exterminarlos, aunque algunos fugitivos consiguieron escapar y se refugiaron en las ciudades fortificadas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció que cuando Josué y los hijos de Israel terminaron de herirlos con gran mortandad, hasta destruirlos, los que quedaron de ellos se metieron en las ciudades fortificadas. |
Entonces dijo David a Abisay: 'Seba, hijo de Bicr, puede hacernos ahora más da o que Absalón. Toma, pues, los servidores de tu se or y sal en su persecución, no sea que alcance ciudades fortificadas y se nos escape'.
Salió entonces el rey de Israel y batió a la caballer a y a los carros. Con ello infligió a Aram una gran derrota.
As, Ab as y su gente les inflingieron una gran derrota, de suerte que cayeron muertos de Israel quinientos mil hombres escogidos.
Anunciad en Judá, proclamad en Jerusalén y decid: tocad la trompeta en el pa s, clamad y gritad a plena voz: reun os, y entremos en las ciudades amuralladas.
¿Por qué nos estamos sentados? Reun os y entremos en las ciudades amuralladas y perezcamos all; pues Yahveh, nuestro Dios, nos destina a perecer y nos da para beber agua envenenada, porque hemos pecado contra Yahveh.
Pero en las ciudades de estos pueblos cercanos que Yahveh, tu Dios, te va a dar en posesión, no dejarás nada con vida.
Yahveh les infundió pánico a la vista de Israel, que les infligió una gran derrota en Gabaón, los persiguió camino de la cuesta de Bet Jorón y los batió hasta Azecá y Maquedá.
pero vosotros no os paréis: seguid persiguiendo a vuestros enemigos, atacadles por la espalda, no los dejéis entrar en sus ciudades, pues Yahveh, vuestro Dios, los va a entregar en vuestras manos'.
Todo el ejército regresó sano y salvo al campamento, junto a Josué, a Maquedá, sin que nadie moviera la lengua contra los israelitas.
Se apoderó Josué de todos estos reinos y de todos sus reyes; los mató a filo de espada y los entregó al anatema, como hab a dispuesto Moisés, siervo de Yahveh.
Yahveh los entregó en manos de Israel. Los derrotaron y persiguieron hasta Sidón la Grande, hasta Misrefot Máin y, por el oriente, hasta el valle de Mispá. Los batieron sin dejar supervivientes.
Cuando Israel acabó de matar a todos los habitantes de Ay en la campi a, en el desierto, hasta donde éstos los hab an perseguido, y cuando todos hab an ca do a filo de espada hasta su total exterminio, se volvieron los israelitas hacia Ay y la pasaron también a filo de espada.