Luego se levantaron los sacerdotes y los levitas y bendijeron al pueblo. Su voz fue escuchada y su oración llegó hasta la santa morada, hasta el cielo.
Jonás 2:7 - Biblia Castilian 2003 Hasta las ra ces de los montes descend, los cerrojos de la tierra se cerraban por siempre sobre m. Mas tú sacaste mi vida de la fosa, Yahveh, Dios m o. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová, Y mi oración llegó hasta ti en tu santo templo. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando la vida se me escapaba, recordé al Señor. Elevé mi oración sincera hacia ti en tu santo templo. Biblia Católica (Latinoamericana) A las raíces de los montes descendí,
al país cuyos cerrojos se cierran para siempre,
pero me hiciste subir de la fosa,
¡oh Yavé, mi Dios! La Biblia Textual 3a Edicion Cuando mi alma desfallecía en mí, Me acordé de YHVH, Y mi oración llegó hasta ti en tu santa Casa. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Hasta las raíces de los montes descendí, los cerrojos de la tierra se cerraban por siempre sobre mí. Mas tú sacaste mi vida de la fosa, Yahveh, Dios mío. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé de Jehová; Y mi oración entró hasta ti en tu santo templo. |
Luego se levantaron los sacerdotes y los levitas y bendijeron al pueblo. Su voz fue escuchada y su oración llegó hasta la santa morada, hasta el cielo.
Yahveh en su santuario, el Se or desde su trono celestial, observa con sus ojos, con su vista examina los hijos de los hombres.
Yo recuerdo los d as de anta o, medito en tus acciones y reflexiono sobre las obras de tus manos.
Yo sé ya desde ahora que el Se or socorrerá a su ungido, que él responderá desde su santo cielo con la fuerza de su diestra salvadora.
¡Oh, yo espero he de gustar los bienes del Se or en la tierra de los vivos!
con quebranto en los huesos?'. El opresor me insulta, diciéndome sin tregua: '¿Dónde está tu Dios?'.
Al recordarme de ello, mi alma se derrama en mi interior. Me uniré con el pueblo, lo guiaré hacia la casa del Se or, entre voces de alegr a y alabanzas de multitud en fiesta.
¿Por qué estás abatida, oh alma m a, y murmuras en m ? Conf a en el Se or: podré aún alabarlo, a él, alegr a de mi rostro, a él, mi Dios.
Mirad, en salud se cambió mi amargura. Tú has preservado mi vida de la fosa de la ruina, pues te has echado a la espalda todos mis pecados.
Quien de vosotros tema a Yahveh, escuche la voz de su Siervo. El que camine en tinieblas y no perciba ningún resplandor, conf e en el nombre de Yahveh y apóyese en su Dios.
Me arrojaste al abismo, al seno de los mares, y la corriente me envolvió; todas tus olas, tu oleaje, cargaron sobre m.
¡Escuchad, pueblos todos! ¡Atiende, tierra, y cuanto contienes! Sea testigo el Se or Yahveh contra vosotros, el Se or desde su santo templo.
En cambio, Yahveh está en su santo templo. ¡Enmudezca ante él toda la tierra!
Fijaos bien en él, que soportó tama a oposición por parte de los pecadores, para que no os canséis ni perdáis ánimos.
David se vio entonces en un grave aprieto, porque la gente hablaba de lapidarlo, ya que todos estaban llenos de amargura por sus hijos e hijas. Pero David cobró ánimos en Yahveh, su Dios.