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Jeremías 51:9 - Biblia Castilian 2003

Curamos a Babel y no sanó. Dejémosla, y vayamos cada uno a su pa s. Pues hasta los cielos llega su juicio, y se eleva hasta las nubes.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Curamos a Babilonia, y no ha sanado; dejadla, y vámonos cada uno a su tierra; porque ha llegado hasta el cielo su juicio, y se ha alzado hasta las nubes.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

La habríamos ayudado si hubiéramos podido, pero ya nada se puede hacer por ella. Déjenla ir; abandónenla. Regresen ahora a su propio país. Pues su castigo llega hasta los cielos; es tan grande que no se puede medir.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Atendimos a Babilonia, pero no se recuperó. Dejémosla ahí y partamos cada uno para nuestra tierra; porque el juicio en su contra llega hasta el cielo y se eleva hasta las nubes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Hemos querido sanar a Babilonia, Pero no ha sanado; Abandonadla, y vámonos cada uno a nuestra tierra, Porque su castigo ha llegado hasta los cielos, Se ha alzado hasta las nubes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Curamos a Babel y no sanó. Dejémosla, y vayamos cada uno a su país. Pues hasta los cielos llega su juicio, y se eleva hasta las nubes.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Curamos a Babilonia, y no ha sanado; dejadla, y vayamos cada uno a su tierra; porque su juicio ha llegado hasta el cielo, y se ha levantado hasta las nubes.

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Lòt tradiksyon



Jeremías 51:9
13 Referans Kwoze  

Hab a all un profeta de Yahveh, llamado Oded, que salió al encuentro del ejército que regresaba a Samar a y les dijo: 'Llevado de su cólera contra Judá, Yahveh, el Dios de vuestros padres, os los ha entregado en vuestras manos, y vosotros los habéis asesinado con un furor que ha llegado hasta el cielo.


y dije: '¡Dios m o! Me siento avergonzado y confuso al levantar, oh Dios m o, mi rostro hacia ti. Porque nuestras iniquidades se han multiplicado hasta por encima de nuestras cabezas, y nuestro pecado ha crecido hasta el cielo.


Entonces, como gacela espantada, como ovejas que nadie recoge, los unos volverán a su pueblo, los otros huirán a su pa s.


As son para ti tus traficantes, por quienes te fatigaste desde tu juventud; cada uno yerra por su lado, no hay quien te salve.


con fuerza, tropezó y cayó. Entonces uno a otro se dijeron: 'Levántate, volvamos a nuestro pueblo, a nuestro pa s natal, ante la espada destructora'.


También sus mercenarios son como novillos cebados; pero también ellos se vuelven, huyen a una, no resisten, pues les llega el d a de su ruina, el tiempo de su castigo.


Exterminad de Babel al sembrador, al que maneja la hoz al tiempo de la siega. Ante la espada destructora cada uno vuelve a su pueblo, cada uno huye a su pa s.


Pasó la siega, terminó el verano, pero nosotros no hemos sido salvados.


¡Ay de ellos, por haber huido de m ! ¡Desdichados por rebelarse contra m ! Quiero salvarlos, pero mienten sobre m.


O otra voz que ven a del cielo y dec a: ' Salid, pueblo m o, de ella, para que no os hagáis cómplices de sus pecados ni part cipes de sus plagas.


Porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus iniquidades.