También sus mercenarios son como novillos cebados; pero también ellos se vuelven, huyen a una, no resisten, pues les llega el d a de su ruina, el tiempo de su castigo.
Jeremías 46:16 - Biblia Castilian 2003 con fuerza, tropezó y cayó. Entonces uno a otro se dijeron: 'Levántate, volvamos a nuestro pueblo, a nuestro pa s natal, ante la espada destructora'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Multiplicó los caídos, y cada uno cayó sobre su compañero; y dijeron: Levántate y volvámonos a nuestro pueblo, y a la tierra de nuestro nacimiento, huyamos ante la espada vencedora. Biblia Nueva Traducción Viviente Tropiezan y caen unos sobre otros y se dicen entre sí: “Vamos, volvamos a nuestra gente, a la tierra donde nacimos. ¡Huyamos de la espada del enemigo!”. Biblia Católica (Latinoamericana) ha caminado a tropezones
y se ha venido a tierra.
Entonces unos a otros se han dicho:
'¡Arriba! Volvámonos a nuestro pueblo
y a nuestra patria,
lejos de la espada que destruye. La Biblia Textual 3a Edicion E hizo tropezar a muchos: Cada cual caía sobre su compañero, Hasta que dijeron: ¡Levantémonos y huyamos de la espada destructora! ¡Volvamos a nuestro pueblo y a nuestra tierra natal! Biblia Serafín de Ausejo 1975 con fuerza, tropezó y cayó. Entonces uno a otro se dijeron: 'Levántate, volvamos a nuestro pueblo, a nuestro país natal, ante la espada destructora'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Hizo caer a muchos, y cada uno cayó sobre su compañero; y dijeron: Levántate y volvámonos a nuestro pueblo, y a la tierra de nuestro nacimiento, de delante de la espada vencedora. |
También sus mercenarios son como novillos cebados; pero también ellos se vuelven, huyen a una, no resisten, pues les llega el d a de su ruina, el tiempo de su castigo.
El ágil no huye, no escapa el guerrero: Al norte, a orilla del Éufrates, tropezaron y cayeron.
Exterminad de Babel al sembrador, al que maneja la hoz al tiempo de la siega. Ante la espada destructora cada uno vuelve a su pueblo, cada uno huye a su pa s.
Curamos a Babel y no sanó. Dejémosla, y vayamos cada uno a su pa s. Pues hasta los cielos llega su juicio, y se eleva hasta las nubes.