Ella dijo entonces a El as: '¿Qué tengo yo que ver contigo, hombre de Dios? ¿Has venido a mi para recordar mis culpas y hacer morir a mi hijo?'.
Jeremías 44:21 - Biblia Castilian 2003 'El incienso que habéis quemado en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros pr ncipes y la población del pa s, ¿no lo ha recordado Yahveh y no ha pensado en ello? Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 ¿No se ha acordado Jehová, y no ha venido a su memoria el incienso que ofrecisteis en las ciudades de Judá, y en las calles de Jerusalén, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes y el pueblo de la tierra? Biblia Nueva Traducción Viviente —¿Acaso piensan que el Señor no sabía que ustedes y sus antepasados, sus reyes y funcionarios y todo el pueblo quemaban incienso a los ídolos en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? Biblia Católica (Latinoamericana) ¿No ha sido, justamente, ese incienso que ustedes han ofrecido en las ciudades de Judá y en los barrios de Jerusalén, junto con sus padres, reyes y príncipes, lo que ha recordado Yavé y lo que le ha hecho palpitar el corazón? La Biblia Textual 3a Edicion ¿Acaso ha pasado desapercibido ante YHVH, y no está en su memoria el incienso ofrecido por vosotros y vuestros padres, por vuestros reyes y vuestros príncipes y por el pueblo de la tierra en las ciudades de Judá, y en las calles de Jerusalem? Biblia Serafín de Ausejo 1975 'El incienso que habéis quemado en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes y la población del país, ¿no lo ha recordado Yahveh y no ha pensado en ello? Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿No se ha acordado Jehová, y no ha venido a su memoria el incienso que ofrecisteis en las ciudades de Judá, y en las plazas de Jerusalén, vosotros y vuestros padres, vuestros reyes y vuestros príncipes, y el pueblo de la tierra? |
Ella dijo entonces a El as: '¿Qué tengo yo que ver contigo, hombre de Dios? ¿Has venido a mi para recordar mis culpas y hacer morir a mi hijo?'.
No nos tengas en cuenta los pecados antiguos, venga tu misericordia de prisa a nuestro encuentro, que estamos extenuados.
Tus santas ciudades están desiertas, Sión en desierto se ha convertido, Jerusalén, en desolación.
Pues cuantas son tus ciudades, tantos son tus dioses, Judá; y cuantas son las calles de Jerusalén, tantos son los altares que habéis erigido a la vergüenza, altares para incensar a Baal.
As dice Yahveh acerca de este pueblo: as es, están aficionados a andar de un lado para otro, no dan reposo a sus pies. Pero Yahveh no se complace en ellos; ahora va a recordar su culpa y a castigar sus pecados.
por todo lo malo que los hijos de Israel y los hijos de Judá han hecho para ofenderme, ellos, sus reyes, sus pr ncipes, sus sacerdotes y sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén.
antes al contrario, estamos decididos a cumplir todas esas palabras que han salido de nuestra boca, a saber: incensar a la Reina de los Cielos y ofrecerle libaciones, como hac amos nosotros y nuestros padres, nuestros reyes y nuestros pr ncipes, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén, pues entonces nos hartábamos de pan, éramos felices y no ve amos desgracia alguna.
Jerem as respondió a todo el pueblo, a los hombres, a las mujeres y a toda la gente que le hab a respondido de esa manera, y les dijo:
¿Olvidasteis las maldades de vuestros padres, las maldades de los reyes de Judá, las maldades de sus mujeres, vuestras propias maldades y las maldades de vuestras mujeres, cometidas en el pa s de Judá y en las calles de Jerusalén?
No consideran en su corazón que yo tengo presente su maldad: sus acciones los asedian, las tengo delante de mi rostro.
Por el orgullo de Jacob ha jurado Yahveh: '¡Jamás olvidaré ninguna de vuestras obras!'.
Yahveh lo ha visto, y ha rechazado, lleno de ira, a sus hijos y a sus hijas.
La gran ciudad se partió en tres y las ciudades de los gentiles se derrumbaron. Dios se acordó de Babilonia, la grande, para darle a beber la copa del vino de su terrible ira.
Porque sus pecados se han amontonado hasta el cielo y Dios se ha acordado de sus iniquidades.
Ahora, pues, vete a derrotar a Amalec y condénalo al anatema con cuanto le pertenezca, sin sentir compasión de él. Darás muerte a todos, hombres y mujeres, adolescentes y ni os de pecho, bueyes y ovejas, camellos y asnos'.