Cada uno mató a su contrario. Los arameos se dieron a la fuga e Israel los persiguió. Ben Hadad, rey de Aram, logró escapar a u a de caballo con algunos jinetes.
Jeremías 41:15 - Biblia Castilian 2003 Pero Ismael, hijo de Netan as, logró escapar de Juan con ocho hombres y se pasó a los amonitas. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Pero Ismael hijo de Netanías escapó delante de Johanán con ocho hombres, y se fue a los hijos de Amón. Biblia Nueva Traducción Viviente Mientras tanto, Ismael y ocho de sus hombres escaparon de Johanán y huyeron a la tierra de los amonitas. Biblia Católica (Latinoamericana) Mientras tanto, Ismael logró escapar de Joanán y con ocho hombres se pasó a los amonitas. La Biblia Textual 3a Edicion Pero Ismael ben Netanías escapó delante de Johanán con ocho hombres y se fue a los hijos de Amón. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero Ismael, hijo de Netanías, logró escapar de Juan con ocho hombres y se pasó a los amonitas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero Ismael, hijo de Netanías, se escapó delante de Johanán con ocho hombres, y se fue a los amonitas. |
Cada uno mató a su contrario. Los arameos se dieron a la fuga e Israel los persiguió. Ben Hadad, rey de Aram, logró escapar a u a de caballo con algunos jinetes.
Pero el mes séptimo llegó Ismael, hijo de Netan as, hijo de Elisamá, de estirpe real, acompa ado de diez hombres, e hirieron de muerte a Godol as y a los jud os y caldeos que estaban con él en Mispá.
Que el malvado es quien se libra en el d a del desastre, quien se salva en el d a del furor.
y entonces, toda la gente que Ismael llevaba prisionera de Mispá dio media vuelta, retrocedió y se pasó a Juan, hijo de Caréaj.
Ismael, hijo de Netan as, se levantó con los diez hombres que estaban con él y pasaron a cuchillo a Godol as, hijo de Ajicán, hijo de Safán. As mataron a aquel a quien el rey de Babilonia hab a puesto al frente del pa s.
Cuando los nativos vieron el reptil pendiente de su mano, se dec an unos a otros: 'Muy criminal debe de ser este hombre cuando, salvado del mar, la justicia divina no le deja seguir viviendo'.
David los batió desde el alba hasta el atardecer de aquel d a. Ninguno de ellos se salvó, a excepción de cuatrocientos jóvenes, que montaron en camellos y huyeron.