Vio que era bueno el reposo; que el pa s era agradable. Dobló su espinazo a la carga, y aceptó el trabajo de esclavos.
Jeremías 40:9 - Biblia Castilian 2003 Godol as, hijo de Ajicán, hijo de Safán, les hizo, a ellos y a sus hombres, el siguiente juramento: 'No temáis servir a los caldeos, estableceos en el pa s, servid al rey de Babilonia, y os irá bien. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y les juró Gedalías hijo de Ahicam, hijo de Safán, a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir a los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y os irá bien. Biblia Nueva Traducción Viviente Gedalías les juró que los babilonios no querían hacerles ningún daño. «No tengan miedo de servirles. Vivan en la tierra y sirvan al rey de Babilonia, y todo les irá bien —les prometió—. Biblia Católica (Latinoamericana) Godolías, hijo de Ajigam, nieto de Safán, les hizo este juramento a ellos y a su gente: 'No teman a los jefes de los caldeos, quédense en el país, obedezcan al rey de Babilonia y en todo les irá bien. La Biblia Textual 3a Edicion Y Gedalías ben Ahicam, hijo de Safán, les juró a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir a los caldeos. Habitad en la tierra, obedeced al rey de Babilonia, y os irá bien. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Godolías, hijo de Ajicán, hijo de Safán, les hizo, a ellos y a sus hombres, el siguiente juramento: 'No temáis servir a los caldeos, estableceos en el país, servid al rey de Babilonia, y os irá bien. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Gedalías, hijo de Ahicam, hijo de Safán, les juró a ellos y a sus hombres, diciendo: No tengáis temor de servir a los caldeos; habitad en la tierra, y servid al rey de Babilonia, y tendréis bien. |
Vio que era bueno el reposo; que el pa s era agradable. Dobló su espinazo a la carga, y aceptó el trabajo de esclavos.
Godol as les juró a ellos y a sus hombres: 'No tengáis miedo de servir a los caldeos; permaneced en el pa s, servid al rey de Babilonia, y os irá bien'.
Conf a en el Se or y obra bien: Bet morarás en el pa s y de tu fidelidad tendrás contento.
Pero a la nación que someta su cuello al yugo del rey de Babilonia y le sirva, la dejaré tranquila en su pa s - oráculo de Yahveh -, para que lo cultive y lo habite'.
¡Ay, cómo se sienta solitaria Álef la ciudad populosa! Es como una viuda la grande entre las naciones. La princesa entre las provincias está sujeta a tributo.
Con riesgo de la vida traemos nuestro pan, afrontando la espada de la estepa.