Naciones, acercaos a escuchar, pueblos, prestad atención; escuche la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y cuanto produce:
Jeremías 4:16 - Biblia Castilian 2003 Avisad a las naciones: '¡Aqu está!'. Proclamad en Jerusalén: 'Centinelas llegan de un pa s lejano y dan voces contra las ciudades de Judá'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Decid a las naciones: He aquí, haced oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana, y lanzarán su voz contra las ciudades de Judá. Biblia Nueva Traducción Viviente «Adviertan a las naciones vecinas y anuncien esto a Jerusalén: “El enemigo viene desde una tierra lejana, dando gritos de guerra contra las ciudades de Judá. Biblia Católica (Latinoamericana) Que todos sepan, en Judá y en Jerusalén, que los enemigos ya están aquí. Vienen de un lejano país y gritan contra las ciudades de Judá, La Biblia Textual 3a Edicion Anunciad a las naciones: Ved, anunciad a Jerusalem: ¡Vienen sitiadores de tierras lejanas, Y hacen resonar su voz contra las ciudades de Judá! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Avisad a las naciones: '¡Aquí está!'. Proclamad en Jerusalén: 'Centinelas llegan de un país lejano y dan voces contra las ciudades de Judá'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Decid a las naciones; he aquí, haced oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana, y darán su voz contra las ciudades de Judá. |
Naciones, acercaos a escuchar, pueblos, prestad atención; escuche la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y cuanto produce:
El profeta Isa as se presentó ante el rey Ezequ as y le preguntó: '¿Qué han dicho esos hombres y de dónde han venido a ti?'. Respondió Ezequ as: 'Han venido de una tierra lejana, de Babilonia'.
porque mira: yo estoy convocando a todas las tribus de los reinos del norte - oráculo de Yahveh -; vendrán, y pondrá cada uno su trono a la entrada de las puertas de Jerusalén, contra todos los muros que la rodean y contra todas las ciudades de Judá.
de modo que morirán grandes y peque os en este pa s. No serán enterrados ni llorados, nadie se hará incisiones ni se rapará por ellos.
por la que bramaban leoncillos, daban su rugido? Hicieron de su pa s un desierto, sus ciudades fueron incendiadas, no queda un solo habitante.
Escuchad, naciones, la palabra de Yahveh, anunciadla en las islas lejanas y decid: 'El que dispersó a Israel lo reúne y lo guarda como pastor a su reba o'.
El a o noveno de Sedec as, rey de Judá, en el mes décimo, llegó Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército a Jerusalén, y la asediaron.
Como guardas de un campo se han puesto en cerco contra ella, pues contra m se rebeló - oráculo de Yahveh -.
Mirad: voy a traer contra vosotros a una nación desde lejos, ¡oh casa de Israel! - oráculo de Yahveh -; nación perenne es ésa, nación de tiempo inmemorial, nación cuya lengua no conoces ni entiendes lo que dice.
Por eso los va a herir el león de la selva, el lobo de la estepa los devorará. El leopardo acecha junto a sus ciudades, todo el que salga de ellas será despedazado, porque muchas son sus transgresiones, sus apostas as son muy graves.
Anunciadlo en las naciones, pregonadlo, levantad una se al, publicadlo, no lo ocultéis. Decid: 'Ha sido tomada Babilonia, Bel está avergonzado, desmayó Marduc, sus estatuas están avergonzadas, sus dolos aterrados'.
Escucha, tierra: Mirad que estoy trayendo una desgracia sobre este pueblo, fruto de sus proyectos, porque no escucharon mis palabras y despreciaron mi ley.
As dice Yahveh: Mirad: un pueblo viene de la región del norte, una gran nación avanza desde los confines de la tierra.
Manejan arco y venablo, son crueles e implacables. Como el bramido del mar es su estruendo. Montan caballos, alineados como un solo hombre en la batalla, contra ti, hija de Sión.
¡Mira! ¡Oye! Gritos de socorro de la hija de mi pueblo, por todo el pa s a la redonda: ¿no está Yahveh en Sión, no está en ella su rey? ¿Por qué me han irritado con sus estatuas, con los dolos del extranjero?