Los madianitas lo vendieron en Egipto a Putifar, eunuco del Faraón y jefe de la guardia.
Jeremías 39:9 - Biblia Castilian 2003 Nabuzardán, jefe de la escolta, deportó a Babilonia al resto de la población que hab a quedado en la ciudad, a los desertores que se hab an pasado a él y al resto de los artesanos que quedaban. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que había quedado, Nabuzaradán capitán de la guardia los transportó a Babilonia. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Nabuzaradán, capitán de la guardia, se llevó cautivas a Babilonia a las personas que quedaban en la ciudad, a las que habían desertado para unirse a sus filas y a todas las que quedaban. Biblia Católica (Latinoamericana) Nebuzardán, comandante de la guardia, desterró a Babilonia al resto de la población que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían rendido a él y a los pocos artesanos que aún había. La Biblia Textual 3a Edicion Al resto del pueblo que había quedado en la ciudad y a los que se habían pasado a ellos, Nabuzaradán, capitán de la guardia, los hizo llevar cautivos a Babilonia, junto con el remanente del pueblo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Nabuzardán, jefe de la escolta, deportó a Babilonia al resto de la población que había quedado en la ciudad, a los desertores que se habían pasado a él y al resto de los artesanos que quedaban. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y al resto del pueblo que había quedado en la ciudad, y a los que se habían adherido a él, con todo el resto del pueblo que había quedado, los trasportó a Babilonia Nabuzaradán, capitán de la guardia. |
Los madianitas lo vendieron en Egipto a Putifar, eunuco del Faraón y jefe de la guardia.
Y tus hijos, los que salgan de ti, los que tú engendres, serán llevados a Babilonia para que sean eunucos en el palacio del rey'.
Nebuzardán, jefe de la guardia, deportó al resto de la gente que hab a quedado en la ciudad, a los desertores que se hab an pasado al rey de Babilonia y al resto de la población.
Nebuzardán, jefe de la guardia, los tomó presos y los condujo a Riblá, ante el rey de Babilonia.
Por eso mi pueblo va al destierro por falta de atención: sus nobles, muertos de hambre; su plebe, abrasada de sed.
Pues as dice Yahveh: 'Aqu estoy: voy a lanzar con honda, esta vez s, a los habitantes del pa s; los voy a poner en aprieto, para que sean alcanzados'.
Por eso os expulsaré de este pa s a un pa s que no conocéis ni vosotros ni vuestros padres, y all serviréis a otros dioses d a y noche, pues no os concedo gracia'.
Y de los higos malos, que de tan malos no se pueden comer, as dice Yahveh: 'De la misma manera trataré a Sedec as, rey de Judá, a sus pr ncipes y al resto de Jerusalén, a los que han quedado en este pa s, que a los que residen en el pa s de Egipto.
'Estoy preocupado - dijo el rey Sedec as a Jerem as - por causa de los jud os que se han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en su mano y se burlen de m '.
Palabra que le fue dirigida a Jerem as de parte de Yahveh después que Nebuzardán, jefe de la escolta, lo hubo enviado libre desde Ramá, donde lo hab a tomado cuando él estaba aherrojado con cadenas entre todos los desterrados de Jerusalén y de Judá que iban a ser deportados a Babilonia.
Cuando los jefes de las tropas, que estaban con sus hombres en el campo, oyeron que el rey de Babilonia hab a puesto a Godol as, hijo de Ajicán, al frente del pa s y que le hab a confiado los hombres, las mujeres y los ni os, y la gente pobre del pa s que no hab a sido deportada a Babilonia,
Nebuzardán, jefe de la guardia, los tomó presos y los condujo a Riblá, ante el rey de Babilonia.
El rey de Babilonia los hizo ajusticiar y matar en Riblá, en el pa s de Jamat. As fue deportado Judá, lejos de su tierra.
Entonces Daniel se dirigió con prudencia y sensatez a Arioc, jefe de la guardia del rey, encargado de la ejecución de los sabios de Babilonia.
A vosotros os dispersaré entre las naciones y desenvainaré la espada detrás de vosotros. Vuestro pa s será arrasado y vuestras ciudades reducidas a escombros.
Yahveh os dispersará entre los pueblos, y sólo quedaréis unos pocos en medio de los pueblos a los que os lleve Yahveh.