En efecto, Dios mandó contra ellos al rey de los caldeos, quien mató a filo de espada a los mejores dentro del recinto del santuario, sin perdonar a jóvenes ni a doncellas, a ancianos ni a encanecidos. Dios los entregó a todos en sus manos.
Jeremías 39:1 - Biblia Castilian 2003 El a o noveno de Sedec as, rey de Judá, en el mes décimo, llegó Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército a Jerusalén, y la asediaron. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 En el noveno año de Sedequías rey de Judá, en el mes décimo, vino Nabucodonosor rey de Babilonia con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitiaron. Biblia Nueva Traducción Viviente En enero del noveno año del reinado de Sedequías, el rey Nabucodonosor de Babilonia llegó con todo su ejército para sitiar Jerusalén. Biblia Católica (Latinoamericana) El año nueve del reinado de Sedecías, rey de Judá, y en el décimo mes del año, Nabucodonosor, rey de Babilonia, volvió con todo su ejército contra Jerusalén y la sitiaron de nuevo. La Biblia Textual 3a Edicion En el año noveno de Sedequías rey de Judá, en el mes décimo, Nabucodonosor rey de Babilonia llegó con todo su ejército contra Jerusalem y la sitió. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El año noveno de Sedecías, rey de Judá, en el mes décimo, llegó Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército a Jerusalén, y la asediaron. Biblia Reina Valera Gómez (2023) En el noveno año de Sedequías, rey de Judá, en el mes décimo, vino Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército contra Jerusalén, y la sitiaron. |
En efecto, Dios mandó contra ellos al rey de los caldeos, quien mató a filo de espada a los mejores dentro del recinto del santuario, sin perdonar a jóvenes ni a doncellas, a ancianos ni a encanecidos. Dios los entregó a todos en sus manos.
Palabra que le fue dirigida a Jerem as de parte de Yahveh en el a o décimo de Sedec as, rey de Judá, es decir, el a o dieciocho de Nabucodonosor.
Palabra que le fue dirigida a Jerem as de parte de Yahveh, cuando Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército, y todos los reinos de la tierra que estaban bajo el dominio de su mano y todos los pueblos combat an contra Jerusalén y contra sus ciudades, en estos términos:
Estoy dando ya la orden - oráculo de Yahveh - para hacerlos volver a esta ciudad, a fin de que luchen contra ella, la tomen y la entreguen al fuego; pues de las ciudades de Judá voy a hacer un desierto, sin habitantes'.
Porque as dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: como se volcó mi ira y mi furor sobre los habitantes de Jerusalén, as se volcará mi furor sobre vosotros cuando entréis en Egipto: seréis execración y horror, maldición y oprobio, y no veréis más este lugar.
Veintiún a os ten a Sedec as cuando subió al trono y reinó once a os en Jerusalén. Su madre se llamaba Jamital, hija de Jerem as, de Libná.
Pues as dice Yahveh Sebaot: Talad sus árboles, alzad contra Jerusalén un terraplén. Es la ciudad que ha de ser castigada; todo en ella es opresión.
El a o undécimo de nuestra deportación, el d a cinco del décimo mes, un fugitivo de Jerusalén me trajo esta noticia: 'La ciudad ha sido tomada'.
'Toma luego una sartén de hierro y ponla como muro de hierro entre ti y la ciudad; tendrás constantemente fija tu mirada en ella, de modo que esté en estado de asedio, y la asediarás. Esto es una se al para la casa de Israel.'
El a o veinticinco de nuestro cautiverio, al principio del a o, el d a diez del mes, catorce a os después de haber sido tomada la ciudad, en aquel mismo d a, la mano de Yahveh se posó sobre m y me llevó allá.
a una tercera parte le prenderás fuego en medio de la ciudad cuando se cumplan los d as del asedio; tomarás luego otra tercera parte, y la cortarás con la espada alrededor de la ciudad; la otra tercera parte la esparcirás al viento, y entonces yo desenvainaré la espada tras de ellos.
'As dice Yahveh Sebaot: el ayuno del mes cuarto y el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo serán para la casa de Judá gozo y alegr a y solemne d a festivo. Pero amad la verdad y la paz'.
Yahveh te conducirá, a ti y al rey que hayas establecido sobre ti, a una nación que ni tú ni tus padres conoc ais, y all servirás a otros dioses, de madera y de piedra,