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Jeremías 38:9 - Biblia Castilian 2003

'Rey, mi se or; esos hombres han obrado mal en todo lo que han hecho al profeta Jerem as, arrojándole a la cisterna, donde morirá de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad'.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Mi señor el rey, mal hicieron estos varones en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías, al cual hicieron echar en la cisterna; porque allí morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

—Mi señor y rey —dijo—, estos hombres hicieron un gran mal al poner al profeta Jeremías dentro de la cisterna. Pronto morirá de hambre porque casi no hay pan en la ciudad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¡Oh, mi señor!, esos hombres han procedido muy mal con el profeta Jeremías. Lo han echado en el pozo, donde va a morir.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Oh rey, señor mío, mal actuaron estos varones en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías, al cual hicieron echar en la cisterna, donde morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

'Rey, mi señor; esos hombres han obrado mal en todo lo que han hecho al profeta Jeremías, arrojándole a la cisterna, donde morirá de hambre, pues ya no hay pan en la ciudad'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Mi señor el rey, mal han hecho estos hombres en todo lo que hicieron al profeta Jeremías, al cual echaron en la mazmorra; porque allí morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad.

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Lòt tradiksyon



Jeremías 38:9
12 Referans Kwoze  

como si temiera el rumor de la gente o me asustara el desprecio del pueblo y callara sin salir a la puerta.


Les daré a comer la carne de sus hijos y la carne de sus hijas y los unos comerán la carne de los otros, por la angustia y por el aprieto con que los apretarán sus enemigos y quienes atentan contra su vida.


El rey Sedec as ordenó entonces que se custodiase a Jerem as en el patio de la guardia y se le diera diariamente una hogaza de pan de la calle de los panaderos, mientras no se acabara todo el pan en la ciudad. As Jerem as quedó en el patio de la guardia.


El rey dio entonces al cusita Ebedmélec esta orden: 'Toma contigo de aqu tres hombres y saca al profeta Jerem as de la cisterna, antes de que muera'.


Salió entonces Ebedmélec del palacio real y habló al rey en estos términos:


Pero en aquel d a yo te libraré - oráculo de Yahveh -, para que no seas entregado en mano de los hombres que temes.


El d a nueve del mes cuarto cuando el hambre arreciaba en la ciudad y la población del pa s no ten a que comer,


Todo su pueblo gime Kaf buscando pan; dan sus joyas a cambio de alimento para conservar la vida. Mira, Yahveh, y observa cuán abatida estoy.


Sofocaron mi vida en la fosa, echaron piedras sobre m.