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Jeremías 38:26 - Biblia Castilian 2003

tú les dirás: 'He venido a suplicar al rey que no me haga volver a la casa de Jonatán, a morir all ''.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

les dirás: Supliqué al rey que no me hiciese volver a casa de Jonatán para que no me muriese allí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Si tal cosa sucediera, solo diles que me suplicaste que no te enviara de nuevo al calabozo de Jonatán por temor a morir allí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

les dirás: Sólo he suplicado al rey que no me haga volver a la casa de Jonatán, porque tengo miedo de morir allí.

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La Biblia Textual 3a Edicion

tú les dirás: Supliqué al rey que no me hiciera volver a casa de Jonatán para morir allá.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

tú les dirás: 'He venido a suplicar al rey que no me haga volver a la casa de Jonatán, a morir allí''.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces tú les dirás: Supliqué al rey que no me hiciese volver a casa de Jonatán para que no me muriese allí.

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Lòt tradiksyon



Jeremías 38:26
5 Referans Kwoze  

Le dio también copia del texto del decreto que para el exterminio de los mismos se hab a promulgado en Susa, a fin de que se lo hiciera ver a Ester y la pusiera al tanto de todo. Y ordenaba a la reina que se presentara al rey para pedirle gracia y para interceder ante él en favor de su pueblo. (8a) Acuérdate - le mandó a decir - de cuando eras ni a y de cómo fuiste alimentada por mi mano. Porque Amán, el segundo después del rey, ha hablado contra nosotros para procurar nuestra muerte. Invoca al Se or y habla al rey en favor nuestro. ¡L branos de la muerte!


Los jefes se encolerizaron contra Jerem as, lo golpearon y lo metieron en la prisión de la casa de Jonatán, el secretario, convertida en cárcel.


Ahora escucha, por favor, rey, mi se or. Por favor, que llegue mi súplica ante ti: no me hagas volver a la casa de Jonatán, el secretario, no sea que yo muera all '.


Vinieron, efectivamente, todos los jefes a Jerem as y le preguntaron; y él les informó en todo de acuerdo con las palabras que el rey le hab a ordenado. As lo dejaron tranquilo, pues la conversación no hab a trascendido.


y dijeron al profeta Jerem as: '¡Ojalá llegue ante ti nuestra súplica! Ruega a Yahveh, tu Dios, por nosotros, por todo este resto, pues de muchos que éramos quedamos unos pocos, como estás viendo con tus propios ojos,