Puesto ya el sol, hubo una densa oscuridad, y un horno humeante y una antorcha de fuego pasaron por entre las mitades de las v ctimas.
Jeremías 34:19 - Biblia Castilian 2003 A los pr ncipes de Judá y a los pr ncipes de Jerusalén, a los eunucos y a los sacerdotes, y a toda la población del pa s, que han pasado entre los trozos del novillo, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 a los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los oficiales y a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra, que pasaron entre las partes del becerro, Biblia Nueva Traducción Viviente Así es, yo los partiré, sean autoridades de Judá o de Jerusalén, funcionarios de la corte, sacerdotes o gente común, porque rompieron su juramento. Biblia Católica (Latinoamericana) Hablo de los jefes de Judá y de Jerusalén, de los oficiales y de los sacerdotes, y de todos los propietarios que pasaron entre las mitades del ternero. La Biblia Textual 3a Edicion a los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalem, y a los eunucos y a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra, los cuales pasaron entre las partes del becerro. Biblia Serafín de Ausejo 1975 A los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los eunucos y a los sacerdotes, y a toda la población del país, que han pasado entre los trozos del novillo, Biblia Reina Valera Gómez (2023) a los príncipes de Judá y a los príncipes de Jerusalén, a los eunucos y a los sacerdotes, y a todo el pueblo de la tierra que pasaron entre las partes del becerro; |
Puesto ya el sol, hubo una densa oscuridad, y un horno humeante y una antorcha de fuego pasaron por entre las mitades de las v ctimas.
Respondió Abrán: 'Se or m o, Yahveh, ¿en qué conoceré que he de heredarla?'.
Entonces Jecon as, rey de Judá, se rindió al rey de Babilonia, as él como su madre, sus servidores, sus jefes y sus eunucos. El rey de Babilonia lo hizo prisionero en el a o octavo de su reinado.
Llevó cautivo a Babilonia a Jecon as; también se llevó cautivos, de Jerusalén a Babilonia, a la madre del rey, a las mujeres del rey, a sus eunucos y a los personajes importantes del pa s.
después de haber salido de Jerusalén el rey Jecon as, la reina madre, los eunucos, los pr ncipes de Judá y de Jerusalén, los herreros y los cerrajeros,
Todos los pr ncipes y todo el pueblo que hab an tomado parte en el acuerdo accedieron a dejar en libertad cada uno a su esclavo o a su esclava, para no volver a tenerlos por esclavos; accedieron, pues, y los dejaron en libertad.
El cusita Ebedmélec, eunuco residente en el palacio real, oyó que hab an echado a Jerem as en la cisterna. El rey se encontraba entonces en la puerta de Benjam n.
El rey de Babilonia degolló a los hijos de Sedec as en Riblá ante sus propios ojos. El rey de Babilonia degolló también a todos los nobles de Judá.
Cumplió las palabras que hab a pronunciado contra nosotros y contra los jueces que nos juzgaron, y envió sobre nosotros una calamidad tan grande como no ha habido otra igual bajo el cielo, como fue la que se verificó en Jerusalén.
no hemos escuchado a tus siervos los profetas, que hablaron en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros pr ncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo del pa s.
Yahveh, a nosotros la vergüenza en el rostro, a nuestros reyes, a nuestros pr ncipes y a nuestros padres, porque hemos pecado contra ti.