Realmente no hubo nadie que se vendiera como Ajab para hacer el mal a los ojos de Yahveh. Fue su esposa Jezabel la que lo incitó.
Jeremías 34:14 - Biblia Castilian 2003 'Al cabo de siete a os, todos vosotros dejaréis libre a vuestro hermano hebreo que se os haya vendido. Te servirá seis a os, y luego lo dejarás marchar libre de tu lado'. Pero vuestros padres no me escucharon ni me hicieron caso. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Al cabo de siete años dejará cada uno a su hermano hebreo que le fuere vendido; le servirá seis años, y lo enviará libre; pero vuestros padres no me oyeron, ni inclinaron su oído. Biblia Nueva Traducción Viviente Les dije que todo esclavo hebreo debía ser liberado después de haber servido seis años; pero sus antepasados no me hicieron caso. Biblia Católica (Latinoamericana) Al cabo de siete años cada uno de ustedes dejará libre a su hermano. La persona de raza hebrea que se haya vendido a ti estará a tu servicio seis años y luego la despedirás libre. Pero sus padres no me escucharon ni se fijaron en esto. La Biblia Textual 3a Edicion Al cabo de siete años cada uno de vosotros dejará ir a su hermano hebreo que le haya sido vendido: seis años lo servirá, y lo dejará ir libre. Pero vuestros padres no me oyeron ni inclinaron su oído. Biblia Serafín de Ausejo 1975 'Al cabo de siete años, todos vosotros dejaréis libre a vuestro hermano hebreo que se os haya vendido. Te servirá seis años, y luego lo dejarás marchar libre de tu lado'. Pero vuestros padres no me escucharon ni me hicieron caso. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Al cabo de siete años dejará ir cada uno a su hermano hebreo que te fuere vendido; y cuando te haya servido seis años, lo enviarás libre de ti; pero vuestros padres no me escucharon, ni inclinaron su oído. |
Realmente no hubo nadie que se vendiera como Ajab para hacer el mal a los ojos de Yahveh. Fue su esposa Jezabel la que lo incitó.
Pero a los israelitas no los empleó como siervos, sino que eran sus hombres de guerra, sus dignatarios, sus jefes, sus oficiales y encargados de sus carros y caballer a.
Y ahora, pensáis hacer de estos hijos de Judá y de Jerusalén esclavos y esclavas vuestros. Pero ¿es que vosotros mismos no habéis cometido también delitos contra Yahveh, vuestro Dios?
Pero ellos hac an burla de los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y se mofaban de sus profetas, hasta que la cólera de Yahveh contra su pueblo creció tanto que ya no hubo remedio.
Fuiste paciente durante muchos a os, los exhortabas por tu esp ritu, mediante tus profetas, pero ellos no prestaron o do; por eso los entregaste en manos de las gentes del pa s.
As dice Yahveh: '¿Dónde está el libelo de repudio de vuestra madre, por el cual yo la habr a repudiado, o quién de mis acreedores es aquel a quien yo os habr a vendido? Mirad: por vuestras culpas habéis sido vendidos y por vuestros pecados ha sido repudiada vuestra madre.
¿No es éste el ayuno que elijo: desatar ataduras inicuas, soltar coyundas de yugo, enviar libres a los oprimidos y romper todo yugo?
Pues yo, con tiempo e insistentemente, amonesté a vuestros padres, desde el d a en que los saqué del pa s de Egipto hasta hoy, en estos términos: escuchad mi voz'.
Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá, desde su juventud, no han hecho sino lo que es malo a mis ojos, ya que los hijos de Israel no han hecho más que ofenderme con las obras de sus manos - oráculo de Yahveh -.
pues os he enviado a su tiempo y sin cesar a todos mis siervos, los profetas, diciendo: 'Convert os cada uno de vuestra mala conducta y enmendad vuestras obras, no vayáis tras otros dioses para servirlos, y as permaneceréis en el pa s que os di a vosotros y a vuestros padres', pero no habéis prestado o do ni me habéis escuchado.
¿Quieres juzgarlos? ¿Quieres juzgar, hijo de hombre? Dales a conocer las abominaciones de sus padres
Pero ellos se rebelaron contra m y no quisieron escucharme; nadie arrojó los monstruos abominables que deleitaban sus ojos, ni abandonaron los dolos de Egipto. Pensé entonces volcar mi furor sobre ellos, para desahogar del todo mi ira contra ellos en el pa s mismo de Egipto.
Santificaréis el a o cincuenta y proclamaréis la emancipación de todos los habitantes del pa s. Será para vosotros un a o jubilar; cada uno de vosotros recobrará su propiedad, y cada cual volverá a su familia.
As dice Yahveh: por tres cr menes de Israel y por cuatro, no lo revocaré: porque vendieron al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias,
comprar por dinero al indigente, al pobre por un par de sandalias, y vender hasta las ahechaduras del trigo?'.
¡Desdichado de m ! ¿Quién me librará de esta situación que me lleva a la muerte?
Si tu hermano hebreo, hombre o mujer, se te vende, te servirá seis a os, y al séptimo lo dejarás ir en libertad;
Guárdate de que surjan en tu corazón estos designios rastreros: 'Se acerca el a o séptimo, el a o de la remisión', y mires con malos ojos a tu hermano pobre y no le des nada, no sea que él clame contra ti a Yahveh y cargues con un pecado.