Jeremías 33:6 - Biblia Castilian 2003 Mirad que voy a traerles la salud y la curación: voy a sanarlos y a descubrirles la riqueza de la paz y de la seguridad. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad. Biblia Nueva Traducción Viviente »Sin embargo, llegará el día en que sanaré las heridas de Jerusalén y le daré prosperidad y verdadera paz. Biblia Católica (Latinoamericana) Yo, sin embargo, me apresuraré a que se restablezcan y mejoren; les devolveré la salud y les haré gozar de mucha paz y seguridad. La Biblia Textual 3a Edicion Yo mismo traeré sanidad y medicina; y los sanaré, y les revelaré la abundancia de paz y de fidelidad. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Mirad que voy a traerles la salud y la curación: voy a sanarlos y a descubrirles la riqueza de la paz y de la seguridad. Biblia Reina Valera Gómez (2023) He aquí que yo le hago subir sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad. |
Que se apiade el Se or y nos bendiga, que haga resplandecer entre nosotros su presencia, Selah
Florecerán los justos en sus d as con riqueza de bienes, duraderos cual la luna.
Entonces pasó Yahveh delante de él y exclamó: '¡Yahveh, Yahveh! Dios compasivo y misericordioso, tardo a la ira y rico en amor y fidelidad;
Hay tiempo de matar y tiempo de sanar. Hay tiempo de destruir y tiempo de edificar.
Él juzgará las naciones y será el árbitro de pueblos numerosos. De sus espadas forjarán azadones y hoces de sus lanzas. No alzará la espada nación contra nación ni se adiestrarán más en la guerra.
Y será la luz de la blanquecina como la luz del ardoroso. Y la luz del ardoroso será siete veces mayor, como la luz de siete d as, el d a en que vende Yahveh la fractura de su pueblo y cure la llaga de su herida.
Dijo entonces Ezequ as a Isa as: 'Justa es la sentencia de Yahveh que has pronunciado'. Pues pensaba: 'Al menos habrá paz y seguridad en mis d as'.
Todos tus hijos serán disc pulos de Yahveh y será grande la paz de tus hijos.
Abandone el imp o su camino, el hombre inicuo sus pensamientos, y vuelva a Yahveh, que se apiada de él, y a nuestro Dios, que perdona continuamente.
he visto sus caminos. Pero voy a sanarlo y a guiarlo; voy a consolarlo. Y para sus afligidos
pondré este cántico en sus labios: paz, paz para el lejano y para el cercano, - dice Yahveh -. Yo lo sanaré'.
Entonces despuntará tu luz como la aurora, y tu carne sana en seguida brotará; marchará delante de ti tu justicia, y la gloria de Yahveh será tu retaguardia.
Porque as dice Yahveh: 'Aqu estoy yo dirigiendo hacia ella, como un r o, la paz; y, como un torrente desbordado, la gloria de las naciones. Mamaréis; en el regazo seréis llevados, y acariciados sobre las rodillas.
Sáname, Yahveh, y sanaré; sálvame y me salvaré, pues mi alabanza eres tú.
Porque yo sé los planes que tengo trazados acerca de vosotros - oráculo de Yahveh -, planes de bienestar y no de desgracia, de daros un porvenir y una esperanza.
Convert os, hijos rebeldes, curaré vuestras rebeld as. Aqu estamos: venimos a ti; pues tú, Yahveh, eres nuestro Dios.
Venid, volvamos a Yahveh: él nos desgarró, pero él nos curará; él nos hirió, pero él nos vendará.
cuando yo quer a curar a Israel, se reveló la iniquidad de Efra n y la maldad de Samar a: pues cometen fraudes, el ladrón entra en la casa y en la calle saquean los bandidos.
Él regirá pueblos numerosos, juzgará a poderosas naciones, incluso a las lejanas. Forjarán de sus espadas azadones y de sus lanzas hoces. Ya no alzarán la espada unas contra otras las naciones, ni se adiestrarán más en la guerra.
Mostrarás tu fidelidad a Jacob, tu misericordia a Abrahán, como juraste a nuestros padres desde los d as de anta o.
El ladrón no viene sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida, una vida plena.
¡Paz a los hermanos, y amor, juntamente con fe, de parte de Dios Padre y del Se or Jesucristo!
Ved, pues, ahora que yo, yo soy, y que no hay otro dios a mi lado. Yo doy muerte y doy vida, yo hiero y yo curo, no hay quien libre de mi mano.
Bendito Dios, Padre de nuestro Se or Jesucristo, quien según su gran misericordia, nos reengendró a una esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,