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Jeremías 32:9 - Biblia Castilian 2003

as que compré el campo de Anatot a Janamel, hijo de mi t o, y le pesé el dinero: diecisiete siclos de plata.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero; diecisiete siclos de plata.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Así que compré el terreno en Anatot pagándole a Hanameel diecisiete piezas de plata.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

compré ese campo a mi primo Hanamel de Anatot y le pagué como precio diecisiete siclos de plata.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Compré pues de Hanameel, hijo de mi tío, la heredad que estaba en Anatot, y le pesé el dinero: diecisiete siclos de plata.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

así que compré el campo de Anatot a Janamel, hijo de mi tío, y le pesé el dinero: diecisiete siclos de plata.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y compré la heredad de Hanameel, hijo de mi tío, la cual estaba en Anatot, y le pesé el dinero; diecisiete siclos de plata.

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Lòt tradiksyon



Jeremías 32:9
11 Referans Kwoze  

Cuando los camellos acabaron de beber, tomó el hombre un anillo de oro de medio siclo de peso y dos brazaletes de diez siclos de oro, se los puso en la mano,


Cuando pasaban los mercaderes madianitas subieron y sacaron a José de la cisterna y por veinte siclos de plata lo vendieron a los ismaelitas, quienes se lo llevaron a Egipto.


Cuando pasaba el rey, le gritó: 'Tu siervo se dirig a al centro del combate, cuando un hombre que hab a abandonado las filas tra a hacia m a otro hombre y me dec a: 'Ten cuidado de este hombre: si llegara a faltar, tu vida responderá por la suya, o pagarás un talento de plata'.


En cambio, los gobernadores que me hab an precedido hab an gravado al pueblo: además de quitarles pan y vino, les exig an cuarenta siclos de plata. También sus criados oprim an al pueblo. Pero yo no proced as, por temor de Dios.


Si parece bien al rey, que se dicte un decreto para exterminarlos; y yo entregaré diez mil talentos de plata en manos de los funcionarios de la hacienda para ponerlos en el erario del rey'.


Si el buey acornea a un esclavo o a una esclava, se le pagarán a su due o treinta siclos de plata y el buey morirá lapidado.


¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta, y vuestra ganancia en lo que no sacia? Escuchadme bien y comeréis lo bueno, se deleitará vuestro paladar en manjares sustanciosos.


La comida que has de tomar, cuidadosamente pesada, será de veinte siclos al d a; la tomarás a hora fija.


Yo la adquir por quince siclos de plata, más un jómer y medio de cebada,