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Jeremías 30:7 - Biblia Castilian 2003

y en lividez se convierten? S, grande es aquel d a, no hay semejante a él; tiempo de angustia es para Jacob, pero será librado de él.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¡Ah, cuán grande es aquel día!, tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

En toda la historia nunca ha habido un tiempo de terror como este. Será un tiempo de angustia para mi pueblo Israel. ¡Pero al final será salvo!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¡Ay! ¡Porque es grande este día y como él no habrá otro igual! Es una época de catástrofe para Jacob, de la que, sin embargo, se salvará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

¡Ay, cuán grande es aquel día! No hay otro semejante a él: Tiempo de angustia para Jacob. Pero de él será librado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

y en lividez se convierten? Sí, grande es aquel día, no hay semejante a él; tiempo de angustia es para Jacob, pero será librado de él.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¡Ah, cuán grande es aquel día! Tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de él será librado.

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Lòt tradiksyon



Jeremías 30:7
37 Referans Kwoze  

Los mensajeros regresaron a Jacob diciendo: 'Hemos ido a tu hermano Esaú, y él mismo viene a tu encuentro acompa ado de cuatrocientos hombres'.


Redime, oh Dios, a Israel de todos sus pesares.


Cercano al afligido está el Se or, Qof él levanta al de esp ritu abatido.


Y los habitantes de este litoral dirán aquel d a: 'Mirad: ésa era nuestra esperanza, a la que acudimos en busca de ayuda para ser liberados del rey de Asiria. ¿Cómo podremos escapar nosotros?''.


Esperanza de Israel, su salvador en tiempo de apuro, ¿por qué eres como extranjero en el pa s y como viajero que sólo se detiene para pernoctar?


que dicen al le o: 'Mi padre eres tú', y a la piedra: 'Tú me has dado a luz', mientras a m me dan la espalda y no la cara. Pero cuando las cosas se tuercen dicen: '¡Levántate y sálvanos!'.


¿Dónde están tus dioses, los que te fabricaste? ¡Que se levanten, a ver si te salvan en el tiempo de tu desgracia! Pues cuantas son tus ciudades, tantos son tus dioses, Judá.


No temas, siervo m o, Jacob - oráculo de Yahveh -, no tengas miedo, Israel, pues voy a salvarte del pa s lejano, y a tu estirpe del pa s de su cautiverio. Volverá Jacob y reposará, descansará sin que nadie le moleste.


¡Vosotros, todos los que pasáis por el camino, Lámed mirad y ved si hay dolor como el dolor que me atormenta, con el que Yahveh me afligió el d a de su ardiente ira!


¿A quién puedo ponerte como ejemplo? Mem ¿A qué te compararé, hija de Jerusalén? ¿A qué te igualaré, para consolarte, virgen, hija de Sión? ¡Grande como el mar es tu quebranto! ¿Quién podrá curarte?


Superaba la culpa de la hija de Sión Váu al pecado de Sodoma, que fue destruida en un instante sin que nadie pusiera las manos en ella.


'En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran pr ncipe, el defensor de los hijos de tu pueblo; será un tiempo de angustia, cual no lo ha habido desde que existen las naciones hasta entonces. En aquel tiempo se salvará tu pueblo, todos los que estén inscritos en el libro.


Cumplió las palabras que hab a pronunciado contra nosotros y contra los jueces que nos juzgaron, y envió sobre nosotros una calamidad tan grande como no ha habido otra igual bajo el cielo, como fue la que se verificó en Jerusalén.


'¡Ay! ¡Ay de ese d a! Porque está cerca el d a de Yahveh: viene como devastación de Sadday.'


Escuchad esto, ancianos, o d, habitantes todos del pa s: ¿hubo cosa parecida en vuestros d as o en los d as de vuestros padres?


Yahveh da voces delante de sus tropas, porque es inmenso el campamento, y es poderoso el ejecutor de sus planes. Grande es el d a de Yahveh, terrible en exceso. ¿Quién podrá soportarlo?


Y ahora, ¿por qué clamas tanto? ¿Es que no tienes rey? ¿Pereció tu consejero, para que te asalten convulsiones como las de una parturienta?


Lo he o do y se estremecen mis entra as, ante esa noticia tiemblan mis labios, la caries penetra en mis huesos, vacilan mis pasos al andar. Esperaré tranquilo el d a de angustia que ha de venir sobre el pueblo invasor.


Será un d a único, que sólo es conocido de Yahveh. La noche no sucederá al d a, pues al caer la tarde habrá luz.


Porque serán aquellos d as de tal angustia como no la ha habido semejante desde el principio de la creación que Dios creó hasta ahora, ni la habrá.


el sol se convertirá en tinieblas y la luna en sangre, antes de que llegue el d a del Se or, d a grande y esplendoroso;


Y entonces todo Israel será salvo, según lo que está escrito: Vendrá de Sión el libertador, apartará de Jacob la impiedad.


Porque ha llegado el gran d a de su ira. ¿Y quién podrá mantenerse en pie?