Los caldeos hicieron pedazos las columnas de bronce que hab a en el templo de Yahveh, las basas y el mar de bronce del templo de Yahveh, y se llevaron el bronce a Babilonia.
Jeremías 27:22 - Biblia Castilian 2003 serán llevados a Babilonia, y all estarán hasta el d a en que yo me ocupe de ellos - oráculo de Yahveh - los saque y los devuelva a este lugar'. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 A Babilonia serán transportados, y allí estarán hasta el día en que yo los visite, dice Jehová; y después los traeré y los restauraré a este lugar. Biblia Nueva Traducción Viviente “Todos serán llevados a Babilonia y permanecerán allí hasta que yo envíe por ellos —dice el Señor—. Entonces los traeré de regreso a Jerusalén”». Biblia Católica (Latinoamericana) También ellos serán llevados a Babilonia ( ). La Biblia Textual 3a Edicion Serán llevados a Babilonia, y allí estarán hasta el día en que me acuerde de ellos, dice YHVH. Entonces los traeré y los restauraré a este lugar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 serán llevados a Babilonia, y allí estarán hasta el día en que yo me ocupe de ellos -oráculo de Yahveh- los saque y los devuelva a este lugar'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) A Babilonia serán trasportados, y allí estarán hasta el día en que yo los visite, dice Jehová; y después los haré subir, y los restauraré a este lugar. |
Los caldeos hicieron pedazos las columnas de bronce que hab a en el templo de Yahveh, las basas y el mar de bronce del templo de Yahveh, y se llevaron el bronce a Babilonia.
para que se cumpliera el oráculo de Yahveh por boca de Jerem as: 'Hasta que la tierra disfrute de sus sábados, hasta que se cumplan los setenta a os, descansará durante todo el tiempo de su devastación'.
El total de los objetos de oro y de plata era de cinco mil cuatrocientos. Todo esto se lo llevó Sesbasar cuando los desterrados subieron con él de Babilonia a Jerusalén.
Deposita ante el Dios de Jerusalén los objetos que te serán entregados para el culto del templo de vuestro Dios.
Se hab a puesto en camino desde Babilonia el d a primero del mes primero, y entró en Jerusalén el d a primero del mes quinto. La mano bondadosa de su Dios estaba con él,
Entregaré, además, toda la riqueza de esta ciudad, toda su fortuna y todos sus objetos preciosos. Y entregaré también todos los tesoros de los reyes de Judá en mano de sus enemigos, que los saquearán, los tomarán y los llevarán a Babilonia.
Porque as dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel, acerca de los objetos que quedan en el templo de Yahveh y en el palacio del rey de Judá y en Jerusalén:
Todas las naciones le servirán, a él, a su hijo y al hijo de su hijo, hasta que también a su pa s le llegue el tiempo en que naciones numerosas y reyes poderosos lo esclavicen.
Porque as dice Yahveh: 'Cuando se hayan cumplido para Babilonia setenta a os, os visitaré y haré realidad en vosotros mi buena promesa de volveros a este lugar.
y llevará a Sedec as a Babilonia y all estará hasta que me ocupe de él - oráculo de Yahveh -, pues aunque luchéis contra los caldeos, no tendréis éxito?''.
as dice Yahveh, Dios de Israel: 'Vete a hablar a Sedec as, rey de Judá, y dile: 'Mira: voy a entregar esta ciudad en mano del rey de Babilonia, que le prenderá fuego.
Y tú no te librarás de su mano, sino que ciertamente serás apresado y entregado a él: tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia; su boca hablará con tu boca, y tú irás a Babilonia''.
morirás en paz. Y, como se quemaron perfumes por tus padres, los reyes anteriores que te precedieron, as se quemarán por ti. Y entonarán por ti la lamentación: ¡Ay, Se or! Porque lo digo yo' - oráculo de Yahveh -.
Te has alzado contra el Se or del cielo; has hecho que te trajeran los vasos de su casa, y habéis bebido vino en ellos tú y tus magnates, tus mujeres y tus concubinas; has venerado a los dioses de plata y de oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni entienden, y no has glorificado al Dios que tiene en su mano tu hálito vital y todos tus caminos.
en el primer a o de su reinado, yo, Daniel, me puse a investigar en las Escrituras el número de los a os que, según la palabra de Yahveh al profeta Jerem as, deber an pasar sobre la ruina de Jerusalén: eran setenta a os.