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Jeremías 26:24 - Biblia Castilian 2003

Sin embargo, la mano de Ajicán, hijo de Safán, veló por Jerem as, para que no fuera entregado en manos del pueblo y le dieran muerte.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Pero la mano de Ahicam hijo de Safán estaba a favor de Jeremías, para que no lo entregasen en las manos del pueblo para matarlo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

No obstante, Ahicam, hijo de Safán, respaldó a Jeremías y persuadió al tribunal de no entregarlo a la multitud para que lo matara.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

En cuanto a Jeremías, gozaba del favor de Ajigam, hijo de Safán; por eso, no cayó en manos del pueblo que quería matarlo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces Ahicam ben Safán, se hizo cargo de Jeremías, a fin de que no lo entregaran para que fuera ejecutado a manos del pueblo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Sin embargo, la mano de Ajicán, hijo de Safán, veló por Jeremías, para que no fuera entregado en manos del pueblo y le dieran muerte.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Pero la mano de Ahicam, hijo de Safán, era con Jeremías, para que no lo entregasen en las manos del pueblo para matarlo.

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Lòt tradiksyon



Jeremías 26:24
21 Referans Kwoze  

pues cuando Jezabel intentó exterminar a los profetas de Yahveh, Abd as recogió a cien profetas, los escondió en unas cavernas en dos grupos de cincuenta y les proveyó de pan y de agua.


Nabucodonosor, rey de Babilonia, nombró a Godol as, hijo de Ajicán, hijo de Safán, gobernador de la gente que hab a quedado en el pa s de Judá.


y dio esta orden a Jilqu as, a Ajicán, hijo de Safán, a Abdón, hijo de Miqueas; a Safán, el secretario; y a Asa as, ministro del rey:


por medio de Elasá, hijo de Safán, y de Guemar as, hijo de Jilqu as, a quienes Sedec as, rey de Judá, hab a enviado a Babilonia, a Nabucodonosor, rey de Babilonia:


Baruc leyó entonces en el libro las palabras de Jerem as en el templo de Yahveh, en la sala de Guemar as, hijo de Safán, el secretario, en el atrio superior, a la entrada de la Puerta Nueva del templo de Yahveh, y todo el pueblo escuchaba.


Cuando Miqueas, hijo de Guemar as, hijo de Safán, oyó todas las palabras de Yahveh que estaban en el libro,


bajó al palacio real, a la sala del secretario, donde precisamente celebraban una sesión todos los dignatarios: Elisamá, el secretario; Dela as, hijo de Sema as; Elnatán, hijo de Acbor; Guemar as, hijo de Safán; Sedec as, hijo de Janan as, y todos los demás dignatarios.


'Vete - dijeron los dignatarios a Baruc - y escondeos, tú y Jerem as; que nadie sepa donde estáis'.


sino que el rey ordenó a Yerajmeel, hijo del rey; a Serayas, hijo de Azriel, y a Selem as, hijo de Abdel, que prendieran a Baruc, el secretario, y a Jerem as, el profeta; pero Yahveh los escondió.


enviaron gente para sacar a Jerem as del patio de la guardia y se lo entregaron a Godol as, hijo de Ajicán, hijo de Safán, para que lo llevara a casa. As quedó entre la población.


Y setenta de los ancianos de la casa de Israel, entre los cuales se encontraba Yazan as, hijo de Safán, estaban de pie ante ellos, cada uno con su incensario en la mano, mientras ascend a el perfume de una nube de incienso.


Ante el gran alboroto producido, temeroso el tribuno de que lincharan a Pablo, ordenó a la tropa bajar a rescatarlo de en medio de ellos y conducirlo de nuevo al cuartel.


Pero el centurión, deseando salvar a Pablo, impidió su propósito y ordenó a los que sab an nadar que se tiraran los primeros y salieran a tierra;


Pero la tierra ayudó a la mujer. La tierra abrió su boca y se tragó el r o que el dragón hab a arrojado de sus fauces.