Abrahán se levantó muy de ma ana, aparejó su asno y, tomando consigo a dos de sus criados y a Isaac, su hijo, partió la le a para el holocausto y emprendió la marcha hacia el lugar que Dios le hab a indicado.
Jeremías 25:3 - Biblia Castilian 2003 Desde el a o trece de Jos as, hijo de Amón, rey de Judá, hasta hoy, son veintitrés a os que se me viene dirigiendo la palabra de Yahveh, y yo os he hablado a su tiempo y sin cesar, pero no habéis escuchado. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Desde el año trece de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que son veintitrés años, ha venido a mí palabra de Jehová, y he hablado desde temprano y sin cesar; pero no oísteis. Biblia Nueva Traducción Viviente «Durante los últimos veintitrés años —desde el año trece del reinado de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta ahora— el Señor me ha estado dando sus mensajes. Yo se los he comunicado con toda fidelidad, pero ustedes no han querido escuchar. Biblia Católica (Latinoamericana) Hace ya veintitrés años, desde el año trece del reinado de Josías, hijo de Amón y rey de Judá, hasta la fecha, que me habla Yavé. Sin descanso (les predico a ustedes, pero sin que ustedes escuchen. La Biblia Textual 3a Edicion Desde el año decimotercero de Josías ben Amón, rey de Judá, hasta hoy, durante estos veintitrés años ha venido a mí la palabra de YHVH, y os he hablado madrugando y sin cesar, y no habéis escuchado. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Desde el año trece de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta hoy, son veintitrés años que se me viene dirigiendo la palabra de Yahveh, y yo os he hablado a su tiempo y sin cesar, pero no habéis escuchado. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Desde el año trece de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, hasta este día, que son veintitrés años, vino a mí la palabra de Jehová, y os he hablado, madrugando y dando aviso; mas no oísteis. |
Abrahán se levantó muy de ma ana, aparejó su asno y, tomando consigo a dos de sus criados y a Isaac, su hijo, partió la le a para el holocausto y emprendió la marcha hacia el lugar que Dios le hab a indicado.
El rey de Israel dijo a sus servidores: '¿No sabéis que Ramot de Galaad es nuestra? Sin embargo, nosotros nada hacemos por recobrarla del poder del rey de Aram'.
Yahveh hab a amonestado a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y videntes, diciendo: 'Volveos de vuestros malos caminos y guardad mis mandamientos y preceptos, siguiendo en todo la ley que impuse a vuestros padres y que os envié por medio de mis siervos los profetas'.
Les envió profetas para convertirlos a Yahveh, que dieron testimonio contra ellos, pero no les prestaron o dos.
Ocho a os ten a Jos as cuando subió al trono, y reinó treinta y un a os en Jerusalén.
En el a o octavo de su reinado, siendo aún muy joven, comenzó a buscar al Dios de su padre David; y en el a o duodécimo, comenzó a purificar a Judá y a Jerusalén de los lugares altos, de las aserás y de los dolos fundidos.
El a o dieciocho de su reinado, cuando purificaba el pa s y el templo, mandó a Safán, hijo de Asal as, a Maas as, gobernador de la ciudad, y a Joaj, hijo de Ocoz as, el canciller, que repararan el templo de Yahveh, su Dios.
Yahveh, Dios de sus padres, les envió mensajeros sin cesar, porque sent a compasión por su pueblo y por su morada.
Entonces los arrojé en su propia obstinación, que caminaran según sus caprichos.
Yahveh lo hizo as, y un pesado enjambre de tábanos penetró en la casa del Faraón, en la de sus servidores y en todo el pa s de Egipto, y la tierra fue asolada por los tábanos.
¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta, y vuestra ganancia en lo que no sacia? Escuchadme bien y comeréis lo bueno, se deleitará vuestro paladar en manjares sustanciosos.
al que le fue dirigida la palabra de Yahveh en tiempo de Jos as, hijo de Amón, rey de Judá, el a o trece de su reinado,
Pues yo, con tiempo e insistentemente, amonesté a vuestros padres, desde el d a en que los saqué del pa s de Egipto hasta hoy, en estos términos: escuchad mi voz'.
'As dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: mirad: voy a traer sobre esta ciudad y sobre todas sus vidas toda la desgracia que he anunciado contra ella, porque han endurecido su cerviz y no han escuchado mis palabras'.
Te hablé cuando viv as tranquila. Dijiste: 'No quiero o r'. Éste es tu proceder desde tu juventud: nunca has escuchado mi voz.
También os ha enviado Yahveh a todos sus siervos, los profetas, a su tiempo y sin cesar, pero no habéis escuchado ni aplicado vuestro o do para o r.
y escuchando las palabras de mis siervos, los profetas, que os he enviado a su tiempo y sin cesar, pero que vosotros no escuchasteis,
porque no escucharon mis palabras - oráculo de Yahveh; porque, a pesar de que les envié a su tiempo y sin cesar a mis siervos, los profetas, no habéis escuchado - oráculo de Yahveh -.
Pues me volvieron la espalda en vez de la cara, y aunque los escarmenté constantemente, sin cesar, no quisieron escuchar ni aprender la lección.
Se han cumplido las palabras de Jonadab, hijo de Recab, que prohibió a sus hijos beber vino, y no lo han bebido hasta hoy; pues obedecieron el mandato de su antepasado. Pero a m, que os he hablado a su tiempo y sin cesar, no me habéis escuchado
pues os he enviado a su tiempo y sin cesar a todos mis siervos, los profetas, diciendo: 'Convert os cada uno de vuestra mala conducta y enmendad vuestras obras, no vayáis tras otros dioses para servirlos, y as permaneceréis en el pa s que os di a vosotros y a vuestros padres', pero no habéis prestado o do ni me habéis escuchado.
El a o cuarto de Joaqu n, hijo de Jos as, rey de Judá, le fueron dirigidas a Jerem as de parte de Yahveh estas palabras:
'Procúrate un rollo y escribe en él todas las palabras que te he dicho acerca de Israel, acerca de Judá y acerca de todas las naciones, desde el d a en que comencé a hablarte en tiempo de Jos as hasta hoy.
Os envié a su tiempo y sin cesar a todos mis siervos, los profetas, diciendo: 'No hagáis esas cosas abominables que detesto'.
Ahora, pues, ya que habéis hecho todas estas cosas - oráculo de Yahveh -; y, a pesar de haberos hablado insistentemente y sin cesar, no me habéis escuchado, y, a pesar de haberos llamado, no me habéis respondido,
Desde el d a en que vuestros padres salieron del pa s de Egipto hasta hoy os he enviado a todos mis siervos los profetas d a tras d a, al tiempo debido y sin cesar;
entonces, si uno que oye perfectamente el sonido de la trompeta no se da por avisado y, llegando la espada, se lo lleva, la sangre de este hombre recaerá sobre su propia cabeza.
No seáis como vuestros padres, a quienes los antiguos profetas anunciaron: 'As dice Yahveh Sebaot: convert os de vuestros malos caminos y de vuestras males acciones'. Pero ellos no escucharon ni me hicieron caso - oráculo de Yahveh -.
Por la ma ana, muy temprano, antes de amanecer, se levantó, salió, se fue a un lugar solitario y se quedó all orando.
Pero, al amanecer, se presentó de nuevo en el templo. Todo el pueblo acud a a él, y él, all sentado, los instru a.
El que es de Dios escucha las palabras de Dios. Por eso no escucháis vosotros, porque no sois de Dios'.
Proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, increpa, exhorta, con toda comprensión y sin cejar en la ense anza.