Hijos de Jos as: el primogénito fue Juan; el segundo, Joaqu n; el tercero, Sedec as; el cuarto, Salún.
Jeremías 24:8 - Biblia Castilian 2003 Y de los higos malos, que de tan malos no se pueden comer, as dice Yahveh: 'De la misma manera trataré a Sedec as, rey de Judá, a sus pr ncipes y al resto de Jerusalén, a los que han quedado en este pa s, que a los que residen en el pa s de Egipto. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y como los higos malos, que de malos no se pueden comer, así ha dicho Jehová, pondré a Sedequías rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén que quedó en esta tierra, y a los que moran en la tierra de Egipto. Biblia Nueva Traducción Viviente »Sin embargo, los higos malos —dijo el Señor— representan al rey Sedequías de Judá, a sus funcionarios, a todo el pueblo que quedó en Jerusalén y a los que viven en Egipto. Los trataré como a higos malos, tan podridos que no pueden comerse. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero así como se trata a los higos malos, tan podridos que no se pueden comer, así trataré a Sedecías, rey de Judá, a sus príncipes y al resto de los habitantes de Jerusalén, tanto a los que quedaron en este país como a los que viven en Egipto. La Biblia Textual 3a Edicion Pero como los higos malos, que de tan malos no pueden comerse, así son aquellos de quienes dice YHVH: Así entregaré a Sedequías rey de Judá, y a sus príncipes y al resto de Jerusalem, los que hayan quedado en esta tierra, y los que habitan en la tierra de Egipto: Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y de los higos malos, que de tan malos no se pueden comer, así dice Yahveh: 'De la misma manera trataré a Sedecías, rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén, a los que han quedado en este país, que a los que residen en el país de Egipto. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y como los malos higos, que de malos no se pueden comer, ciertamente así dice Jehová: De la misma manera daré a Sedequías, rey de Judá, y a sus príncipes, y al remanente de Jerusalén que queda en esta tierra, y a los que moran en la tierra de Egipto. |
Hijos de Jos as: el primogénito fue Juan; el segundo, Joaqu n; el tercero, Sedec as; el cuarto, Salún.
Fui al Éufrates, busqué y retiré el cinturón del lugar en que lo hab a escondido; pero he aqu que el cinturón estaba podrido, no serv a para nada.
Pues he dirigido mi rostro contra esta ciudad para mal y no para bien - oráculo de Yahveh -. Será entregada en mano del rey de Babilonia y la incendiará'.
Una cesta ten a higos muy buenos, como brevas, la otra cesta, higos muy malos, que de tan malos no se pod an comer.
as dice Yahveh, Dios de Israel: 'Como a estos higos buenos, as miro yo con complacencia a los deportados de Judá, a quienes expulsé de este lugar al pa s de los caldeos,
Pues aunque derrotarais a todo el ejército de los caldeos que luchan contra vosotros y sólo quedaran entre ellos hombres malheridos, se levantar an cada uno de su tienda y prender an fuego a esta ciudad.
El rey Sedec as envió a buscarlo. Luego lo interrogó en privado en su palacio y le dijo: '¿Hay alguna palabra de parte de Yahveh?'. 'La hay', dijo Jerem as. Y a adió: 'Serás entregado en mano del rey de Babilonia'.
Cuando Jerem as terminó de decir al pueblo entero todas las palabras de Yahveh, su Dios, todas aquellas palabras que Yahveh, su Dios, le hab a mandado decirles,
Palabra que le fue dirigida a Jerem as, con respecto a todos los jud os residentes en el pa s de Egipto, establecidos en Migdol, Tafnis, Nof y en la región de Patrós: