Jeremías 22:21 - Biblia Castilian 2003 Te hablé cuando viv as tranquila. Dijiste: 'No quiero o r'. Éste es tu proceder desde tu juventud: nunca has escuchado mi voz. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Te he hablado en tus prosperidades, mas dijiste: No oiré. Este fue tu camino desde tu juventud, que nunca oíste mi voz. Biblia Nueva Traducción Viviente Te lo advertí cuando eras próspero, pero respondiste: “¡No me fastidies!”. Has sido así desde tu niñez; ¡nunca me obedeces! Biblia Católica (Latinoamericana) Te hablé cuando te sonreía la fortuna y dijiste: 'No tengo ganas de oír. Te has acostumbrado desde tu juventud a no escuchar mi voz. La Biblia Textual 3a Edicion En tu gran prosperidad te hablé, Pero dijiste: No escucharé. Éste ha sido tu camino desde tu juventud: Nunca escuchaste mi voz. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Te hablé cuando vivías tranquila. Dijiste: 'No quiero oír'. Éste es tu proceder desde tu juventud: nunca has escuchado mi voz. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Te hablé en tu prosperidad; pero dijiste: No oiré. Este ha sido tu proceder desde tu juventud, que nunca oíste mi voz. |
Canto gradual. Harto, desde mi juventud, me han oprimido - puede Israel decir -,
no sea que, saciado, me desv e y diga: '¿Quién es Yahveh?'. O que, por la indigencia, robe y profane el nombre de mi Dios.
Ni lo hab as o do ni sabido, ni tu o do estaba abierto, porque yo sab a que siempre traicionas y que eres rebelde desde el seno materno.
Este pueblo malvado, que rehúsa escuchar mis palabras, que sigue la obstinación de su corazón y va tras otros dioses para servirlos y adorarlos, vendrá a ser como este cinturón, que no sirve para nada.
'As dice Yahveh Sebaot, Dios de Israel: mirad: voy a traer sobre esta ciudad y sobre todas sus vidas toda la desgracia que he anunciado contra ella, porque han endurecido su cerviz y no han escuchado mis palabras'.
Guarda tu pie de andar descalzo, y tu garganta de la sed. Tú respondes: '¡Es inútil! ¡No! Pues amo a extranjeros y tras ellos quiero ir'.
¡Oh generación! Atiende a la palabra de Yahveh: ¿He sido para Israel un desierto o una tierra tenebrosa? ¿Por qué mi pueblo dice: 'Somos libres, no vendremos más a ti?'.
Desde el a o trece de Jos as, hijo de Amón, rey de Judá, hasta hoy, son veintitrés a os que se me viene dirigiendo la palabra de Yahveh, y yo os he hablado a su tiempo y sin cesar, pero no habéis escuchado.
También os ha enviado Yahveh a todos sus siervos, los profetas, a su tiempo y sin cesar, pero no habéis escuchado ni aplicado vuestro o do para o r.
Pero no me habéis escuchado - oráculo de Yahveh -, de modo que me habéis ofendido con las obras de vuestras manos para desgracia vuestra.
Por eso, as dice Yahveh Sebaot: 'Puesto que no habéis escuchado mis palabras,
La vergüenza devoró el fruto del trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud, sus reba os y sus vacadas, sus hijos y sus hijas.
Acostémonos sobre nuestra vergüenza, y nuestra ignominia nos cubra; pues contra Yahveh, nuestro Dios, hemos pecado, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud hasta hoy, y no hemos escuchado la voz de Yahveh, nuestro Dios.
Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá, desde su juventud, no han hecho sino lo que es malo a mis ojos, ya que los hijos de Israel no han hecho más que ofenderme con las obras de sus manos - oráculo de Yahveh -.
pues os he enviado a su tiempo y sin cesar a todos mis siervos, los profetas, diciendo: 'Convert os cada uno de vuestra mala conducta y enmendad vuestras obras, no vayáis tras otros dioses para servirlos, y as permaneceréis en el pa s que os di a vosotros y a vuestros padres', pero no habéis prestado o do ni me habéis escuchado.
Descansaba Moab desde su juventud, reposaba como vino en su poso; no hab a sido trasegado de tinaja en tinaja, ni hab a ido al destierro; por eso reten a su sabor, no se alteraba su aroma.
As dice Yahveh: Paraos en los caminos y mirad, preguntad por los senderos antiguos, cuál es el buen camino y seguidlo, as hallaréis reposo para vuestras almas. Pero ellos respondieron: 'No queremos seguirlo'.
Pero la casa de Israel se rebeló contra m en el desierto; no procedieron según mis leyes, despreciaron mis normas, por medio de las cuales vive el hombre que las cumple, y profanaron constantemente mis sábados. Pensé entonces volcar mi furor sobre ellos exterminándolos en el desierto.
Pero los hijos se rebelaron contra m, no procedieron según mis leyes, ni observaron ni pusieron en práctica mis normas, por medio de las cuales vive el hombre que las cumple, y profanaron mis sábados. Pensé entonces volcar mi furor sobre ellos, desahogando del todo mi ira contra ellos en el desierto;
Cuando los llevé al pa s que con la mano en alto hab a jurado darles, entonces dondequiera que vieron una colina elevada y cualquier árbol frondoso, all ofrecieron sus sacrificios, all presentaron sus irritantes ofrendas, all pusieron sus perfumes de calmante aroma, all hicieron sus libaciones.
Pero ellos se rebelaron contra m y no quisieron escucharme; nadie arrojó los monstruos abominables que deleitaban sus ojos, ni abandonaron los dolos de Egipto. Pensé entonces volcar mi furor sobre ellos, para desahogar del todo mi ira contra ellos en el pa s mismo de Egipto.
No escuchó la voz, no aceptó la corrección; no conf o en Yahveh, no se acercó a su Dios.
¿No son éstas las palabras que proclamó Yahveh por medio de los antiguos profetas, cuando Jerusalén estaba habitada y tranquila, con sus ciudades de alrededor, y el Negueb y la Sefelá estaban habitados?
Porque yo conozco tu esp ritu rebelde y tu dura cerviz. Si hoy, todav a viviendo yo con vosotros, sois rebeldes a Yahveh, ¡cuánto más lo seréis después de mi muerte!
Recuerda y no olvides que irritaste a Yahveh, tu Dios, en el desierto; desde el d a en que saliste de la tierra de Egipto hasta que llegaste a este lugar, habéis sido rebeldes a Yahveh.