Desde aqu subió a Betel. Y cuando sub a por el camino, salieron unos rapazuelos de la ciudad, que se burlaban de él, diciéndole: '¡Sube, calvo; sube, calvo!'.
Jeremías 20:7 - Biblia Castilian 2003 Tú me sedujiste, Yahveh, y yo me dejé seducir. Fuiste más fuerte que yo y contra m prevaleciste. Sirvo de irrisión todo el d a; todos ellos se burlan de m. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. Biblia Nueva Traducción Viviente Oh Señor, me engañaste, y yo me dejé engañar. Eres más fuerte que yo, y me dominaste. Ahora soy objeto de burla todos los días; todos se ríen de mí. Biblia Católica (Latinoamericana) Me has seducido, Yavé, y me dejé seducir por ti. Me tomaste a la fuerza y saliste ganando. Todo el día soy el blanco de sus burlas, toda la gente se ríe de mí. La Biblia Textual 3a Edicion Me sedujiste YHVH, y me dejé seducir. Fuiste más fuerte que yo, prevaleciste. Todo el día soy objeto de escarnio, Todos se burlan de mí, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tú me sedujiste, Yahveh, y yo me dejé seducir. Fuiste más fuerte que yo y contra mí prevaleciste. Sirvo de irrisión todo el día; todos ellos se burlan de mí. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Me confundiste, oh Jehová, y fui confundido; más fuerte fuiste que yo y me venciste; cada día he sido escarnecido; todos se burlan de mí. |
Desde aqu subió a Betel. Y cuando sub a por el camino, salieron unos rapazuelos de la ciudad, que se burlaban de él, diciéndole: '¡Sube, calvo; sube, calvo!'.
¡Ser uno la irrisión de su amigo porque clama a Dios buscando respuesta! Se mofan: ¡el justo perfecto!
Y ahora soy tema de sus cantilenas, les sirvo de motivo de sus comidillas
Que as me dijo Yahveh cuando me tomó de la mano y me apartó de seguir el camino de este pueblo:
¡Ay de m, madre m a, que me engendraste para ser hombre de discusión y de discordia para todo el mundo! Ni presté ni me prestaron, pero todos me maldicen.
¿Por qué mi dolor ha de ser continuo y mi llaga tan incurable que se resiste a ser sanada? ¡Ay! Eres para m como torrente enga oso, como aguas no fiables.
Yo no insist en ser pastor a tu servicio, ni el d a fatal lo deseé. Tú lo sabes: lo que salió de mis labios delante de tu presencia está.
Pensé: 'No me acordaré más de él, no hablaré más en su nombre'. Pero hab a en mi corazón como un fuego abrasador, encerrado en mis huesos; me esforzaba en contenerlo, pero no pod a.
Yahveh te ha constituido sacerdote en lugar del sacerdote Joadá, para que seas inspector en el templo de Yahveh, vigiles a las personas dementes y pongas en el cepo y en la argolla a quienes pretendan ser profetas.
'Estoy preocupado - dijo el rey Sedec as a Jerem as - por causa de los jud os que se han pasado a los caldeos, no sea que me entreguen en su mano y se burlen de m '.
El esp ritu me elevó y me arrebató, y yo iba amargado por la excitación de mi esp ritu, pues la mano de Yahveh pesaba sobre m.
Llegan los d as del castigo, llegan los d as de la venganza. ¡Que lo sepa la gente de Israel! ¡Es un loco el profeta, desvar a este inspirado! Por la magnitud de tus iniquidades, por tu gran hostilidad en contra de él.
y oró as a Yahveh: '¡Ah Yahveh! ¿No era esto lo que yo me dec a cuando aún estaba en mi pa s? Por eso me apresuré a huir a Tarsis, pues sab a que tú eres clemente y misericordioso, lento a la ira y rico en bondad, y que te arrepientes del mal con que amenazas.
Yo, en cambio, estoy lleno de la fuerza del esp ritu de Yahveh, de justicia y de fortaleza, para denunciar a Jacob su rebeld a y a Israel su pecado.
Estaban oyendo todo esto los fariseos, que son avarientos, y se burlaban de él.
Entonces Herodes, con su escolta, después de tratarlo con desprecio, mandó, por burla, ponerle una vestidura espléndida y se lo devolvió a Pilato.
Incluso ciertos filósofos epicúreos y estoicos dialogaban con él. Algunos dec an: '¿Qué querrá decir este charlatán?'. Otros, en cambio: 'Parece ser predicador de divinidades extra as' - porque anunciaba a Jesús y la resurrección -.
Al o r 'resurrección de los muertos' unos se re an, y otros dijeron: 'Te oiremos hablar de esto en otra ocasión'.
¿O es que yo y Bernabé somos los únicos que no tenemos derecho a dejar el trabajo?
Hubo quienes sufrieron prueba de ultrajes y de azotes, e incluso de cadenas y de cárcel.